El pasado 31 de enero, Reino Unido consiguió lo que llevaba intentando desde el primer referéndum en 2016: el Brexit.
Pese a que el despegue definitivo tendrá lugar el 1 de enero de 2021, la Unión Europea, los países vecinos y las empresas, ya se preparan para los cambios.
Uno de los aspectos que más preocupa es el ámbito empresarial, tanto de las empresas británicas en España como las españolas en el país sajón.
Y, sobre todo, porque no solo afecta a las organizaciones, sino las personas.
Theresa May, la primera ministra con la que el Brexit llegó a su momento álgido en 2019, elaboró un acuerdo del que algunos aspectos se mantienen actualmente.
Entre ellos, la permanencia sin problemas de los residentes de ambos lados del Canal, trabajadores y residentes.
Las compañías españolas más grandes en Reino Unido ya están en proceso de transformación y de adaptación de su accionariado a los vaivenes de la economía.
Por otro lado, “la persona en el centro” es el nuevo lema de los RRHH y nunca ha sido tan importante para las empresas poner al empleado en el centro, porque nunca han estado tan en la cuerda floja.
Empresas como Iberdrola ya han puesto en marcha procesos como “la revisión de los contratos y el adelantamiento de los pedidos”.
Compañías de todos los sectores como AENA, Telefónica o Sabadell ya han comenzado con normativas y nuevos procesos, aunque la tranquilidad de que haya sido un soft Brexit existe.
La incertidumbre de un proceso de este calibre pone a los trabajadores de ambos países en una situación compleja.
Es el momento de prestar atención a la política, los cambios y de poner al empleado en el centro.
El liderazgo que se espera de un directivo al cargo de la gestión de personas tiene que salir a flote en estos momentos y demostrar que las empresas saben cómo responder a un proceso como el Brexit.
Quedan unos meses para que los acuerdos se cierren del todo entre la Unión Europea y Reino Unido después de 47 años juntos, pero la globalización hará el proceso llevadero y fácil.
Laura Escudero