Son muchas las empresas, grandes y pequeñas, que tras dos meses trabajando desde sus casas han comenzado a replantearse como será el trabajo presencial.
Muchas personas piensan, a día de hoy, que el trabajo presencial volverá a ser como antes, y, sinceramente creo que deben adaptarse a los tiempos actuales.
Empresas como twitter u OpenText han comentado en los últimos días que la experiencia de trabajo desde casa ha sido altamente positiva y, en muchos casos, plantean la posibilidad de trabajo permanente desde casa, con la única excepción de aquellos puestos que precisan de presencia física.
¿Cómo deberían replantearse las empresas el trabajo presencial?
Cualquier empresa que pretenda volver a la situación anterior, como una forma de «volver a la normalidad», una vez que termine el confinamiento, estará perdiendo una gran oportunidad.
La vuelta al trabajo debe plantearse desde cero, como una nueva etapa, donde la dirección y los Recursos Humanos deben reflexionar sobre qué personas deben hacer trabajo presencial y cuáles no.
Para estos últimos, en mi opinión la gran mayoría, será fundamental contar con sus preferencias y con el trabajo que llevan a cabo.
Las ventajas de esta forma de trabajar llevamos varias semanas comprobándolas:
- reuniones mucho más productivas y con el foco en lo que realmente importa,
- un trabajo mejor administrado con mayores pausas y una mejor conciliación,
- un alto grado de autonomía y responsablidad,
- mayor productividad,
- menores pérdidas de tiempo (al no haber desplazamientos)
- y, aunque parezca lógico, menos infraestructuras como espacios de oficina y parking…
Por eso, antes de volver al trabajo presencial sería interesante revisar la productividad que han obtenido tus trabajadores durante el tiempo de trabajo desde sus casas.
Estoy seguro que te encontrarás con muchas y gratificantes sorpresas.
Por tanto no tiene mucho sentido mantener puestos de trabajo presencial permanentes para esas personas que van a trabajar desde casa.
El planteamiento de las oficinas corporativas debería enfocarse hacia espacios donde las personas pueden trabajar un determinado periodo de tiempo y donde, principalmente puedan comunicarse y socializar.
Lo habitual será que el puesto de trabajo esté en casa y la excepción será estar en la oficina.
Claramente iremos hacia una reasignación de recursos: inversión en ancho de banda, en equipos o segundos monitores, en mejores protocolos de seguridad o en licencias de plataformas que favorezcan la interacción con tus compañeros y/o clientes.
Además a nivel de recursos humanos el talento está menos condicionado por la localización física y podremos contar con personas que valoran la flexibilidad como una característica del trabajo en remoto.
El trabajador tenderá a replantear el espacio de trabajo en su casa, las rutinas diarias y los hábitos adquiridos durante este confinamiento se consolidaran, al mismo tiempo que la sensación de aislamiento y soledad se irá relajando.
En torno al 30% del trabajo en España podría desarrollarse en remoto sin ese componente de trabajo presencial de hace unos meses, aunque para ello el nivel educativo de los trabajadores debe ir creciendo en el aprendizaje de determinadas habilidades.
Si el trabajo desde casa se generaliza ganaremos en satisfacción, en productividad y en medio ambiente.
Conforme la pandemia remita y el confinamiento se relaje el trabajo presencial debería pasar a un tercer plano.
La batalla de la competitividad la ganarán, estoy seguro, aquellos que han sabido ver esta pandemia como un tiempo de aprendizaje.
CMO – Foro Recursos Humanos – AZC Global