La gig economy es un término que se usa para describir una forma de trabajo basada en proyectos o tareas temporales, en la que los trabajadores ofrecen sus servicios a través de plataformas digitales o aplicaciones móviles.
Se trata es una tendencia que ha crecido en los últimos años, impulsada por factores como la digitalización, la flexibilidad, la autonomía, la diversidad y la innovación. Según un estudio de la consultora McKinsey, en 2023 había unos 162 millones de trabajadores independientes en Estados Unidos y Europa, lo que representa entre el 20% y el 30% de la población activa.
La gig economy tiene una gran importancia en la gestión de los recursos humanos de las empresas y ofrece una serie de beneficios tanto a los trabajadores como a sus organizaciones:
- Horario flexible, no hay horarios. Los trabajadores pueden elegir cuándo, dónde y cómo trabajar, según sus preferencias y necesidades.
- Ahorro de costes para el empleador. Las empresas pueden acceder a una amplia oferta de talento, sin tener que asumir los costes fijos de contratación, formación, seguridad social, etc.
- Mayor capacidad de conciliación para el empleado. Los trabajadores pueden compatibilizar su vida laboral y personal, sin tener que renunciar a ninguna de las dos.
- Mayor calidad de vida. Los trabajadores pueden disfrutar de más autonomía, creatividad, diversidad y satisfacción en su trabajo.
- No existe exclusividad. Los trabajadores pueden ofrecer sus servicios a diferentes clientes o plataformas, lo que les permite diversificar sus ingresos y reducir el riesgo de dependencia.
- Independencia plena. Los trabajadores son sus propios jefes, y pueden tomar sus propias decisiones sobre su trabajo.
Pero al mismo tiempo también plantea algunos desafíos e inconvenientes que hay que tener en cuenta:
- Salarios relativamente bajos. Los trabajadores suelen cobrar por tarea o proyecto, lo que puede suponer una remuneración inferior a la de un empleo convencional.
- Falta de beneficios. Los trabajadores no tienen derecho a vacaciones, bajas, pensiones, seguros, etc., y deben hacerse cargo de sus propios impuestos y cotizaciones.
- Mayor estrés. Los trabajadores deben gestionar su propia carga de trabajo, buscar constantemente nuevos clientes o proyectos, competir con otros profesionales, y adaptarse a las exigencias y cambios del mercado.
- Regulación insuficiente. Los trabajadores se encuentran en una situación de vulnerabilidad legal, ya que no tienen una relación laboral estable con la empresa, y no están protegidos por las normas laborales vigentes.
- Fidelización difícil. Los trabajadores tienen poca o ninguna vinculación con la empresa, lo que dificulta la creación de una relación de confianza y lealtad a largo plazo.
- Gestión del rendimiento compleja. Los trabajadores deben demostrar constantemente su valor y calidad, y recibir y dar feedback de forma efectiva, lo que puede suponer un reto para la comunicación y la evaluación.
En conclusión, la gig economy es un fenómeno que está ayudando a la transformación del mundo laboral, cada vez más proclive a trabajar por proyectos y menos a vincularse con una compañía de por vida, y que ofrece oportunidades y retos tanto para los trabajadores como para las empresas. Es importante que los profesionales de recursos humanos conozcan las características y las implicaciones de esta nueva forma de trabajo, y que diseñen estrategias para aprovechar sus ventajas, minimizar riesgos y garantizar el cumplimiento de las obligaciones laborales y sociales.