Las primeras referencias del sexting provienen de los países anglosajones. El término sexting proviene del «sex» sexo; y «texting» envío de mensajes de texto por SMS desde teléfonos móviles o smartphones.
Hoy en día, resulta evidente que con la proliferación de aplicaciones, redes sociales y demás mecanismos de transmisión de documentos e imágenes desde cualquier dispositivo, el concepto se amplía en toda acción de difusión o publicación de contenidos (principalmente fotos o vídeos) de tipo sexual generado de manera voluntaria por su autor a través de cualquier dispositivo tecnológico, sin el consentimiento de la persona afectada.
Una joven de 32 años se decide a poner en práctica la más drástica de las decisiones que uno puede tomar en relación a su propia vida, ponerle fin.
El detonante, la difusión entre sus compañeros de trabajo de un vídeo con contenido sexual.
La culpa tanto de quién inicia la cadena cómo de quien la difunde e incluso (aunque en menor grado) de quienes conociendo el hecho y el malestar que provoca, no se deciden a comunicar lo sucedido, con el objetivo de ponerle fin.
La era digital trae, sin lugar a dudas, muchas ventajas: podemos estar en contacto con amigos y familiares lejanos, cuidar nuestras relaciones de trabajo con mayor facilidad, compartir momentos y experiencias con quienes se interesan por nosotros y un largo etcétera. Pero a la vez eleva a una nueva dimensión el insulto, la vejación y la mofa.
Siempre han habido personas que han confundido lo íntimo y lo público, pero antes su audiencia se limitaba a unas pocas personas y la memoria de estas a pocos días, hoy el comentario del más necio puede llegar a miles de personas y permanecer durante años.
Las organizaciones tenemos la obligación de informar acerca de qué comportamientos no son aceptables en lo digital, del mismo modo que lo veníamos haciendo en lo analógico (cómo dirigirme a los clientes).
Promover la salud emocional de nuestros empleados incluye la formación y dotar de recursos para hacer frente a las amenazas que ocultas en el progreso se nos plantean en esta nueva era de oportunidades.
Joan Piñol
Director general de la Fundación Salud y Persona