Conseguir una plantilla rentable es uno de los principales objetivos de cualquier departamento de recursos humanos. Sin embargo, para alcanzar este objetivo hay una serie de líneas que nunca se pueden traspasar, las recuerda el Centro de Estudios Financieros (CEF) y la Universidad a Distancia de Madrid (UDIMA):
- Siempre hay que respetar. Denigrar, acosar, discriminar o faltar al respeto a los trabajadores es algo que no se puede consentir. Los trabajadores son personas, y tienen derecho a ser tratadas como tales. No se trata solo de una cuestión ética, los empleados se equivocan, y los errores son una oportunidad para fidelizar a los empleados, sobre todo si se les ayuda a conseguir el rendimiento esperado.
- Nunca hay que mentir. Si no contamos la verdad, los empleados estarán menos motivados, cuestionarán el liderazgo de la empresa y toda promesa que sea formulada por la dirección.
- Igualdad sí, discriminación no. La desigualdad de género y salarial debe erradicarse por completo, pues no hace otra cosa que impactar negativamente en la imagen que los trabajadores tienen de la empresa. Además, la discriminación genera problemas, desmotiva y provoca malestar entre la plantilla.
- Motivar, pero no presionar. Los empleados tienen que saber que tienen que terminar su trabajo durante la jornada laboral, pero obligarlos a mantenerse en su puesto de trabajo más horas de las debidas puede suponer que bajen su ritmo de trabajo, se consuma más electricidad y que estén más descontentos. Hay que ayudar al empleado, motivarle, pero nunca presionarle hasta sus límites.
- Saber gestionar el despido. Esto es algo que cada vez es más demandando. El despido no puede ser un mero trámite, a pesar de tratarse de un momento amargo, hay que aprovechar la situación para reflexionar. El empleado y su superior tienen que analizar qué ha fallado para mejorar pues, cuando se llega a esta situación, por regla general ambas partes han cometido errores.