Las principales economías de la Unión Europea arrastran problemas de productividad laboral que lastran su competitividad en los mercados y de forma particular a sus empresas.
La tendencia de baja productividad laboral desde 2017 en las cuatro principales economías de la Unión Europea (Alemania, Francia, España e Italia) está provocando un importante aumento de su déficit público y una disminución de sus índices de riqueza, según un análisis de la gestora de activos Natixis que recoge «Europa Press».
El estudio, encabezado por el director y asesor económico senior de la compañía, Patrick Artus, expone que si la tendencia en la productividad laboral de 2010 a 2016 hubiera continuado desde 2017 hasta el segundo trimestre de 2023, el nivel de productividad laboral en el segundo trimestre de 2023 sería un 6% más alto en España, un 8% más alto en Alemania, un 8% más alto en Francia y no tendría cambios en el caso de Italia.
¿Cuáles son las causas de la baja productividad?
A pesar de las diferencias en las causas subyacentes, los cuatro países comparten ciertos desafíos que contribuyen a su baja productividad:
- Falta de inversión en tecnología y capacitación: Las empresas que no invierten en tecnología avanzada ni brindan capacitación adecuada a sus empleados tienden a operar con métodos y conocimientos obsoletos, lo que impacta negativamente en su productividad.
- Burocracia y regulaciones laborales rígidas: Los procesos burocráticos excesivos y las regulaciones laborales inflexibles pueden dificultar la adopción de métodos de trabajo más eficientes y la adaptación a cambios en el mercado.
- Cultura laboral y actitudes hacia el trabajo: En algunos casos, las actitudes culturales hacia el trabajo, como la resistencia al cambio o la falta de enfoque en la eficiencia, pueden influir en la productividad laboral.
¿Cuáles son los riesgos de la baja productividad para las empresas?
De no abordarse este problema y revertir la tendencia, las empresas locales podrían enfrentarse en serios problemas que afectarán a sus resultados e incluso a su viabilidad.
- Competitividad reducida: Las empresas con baja productividad enfrentan dificultades para competir en los mercados globales. Su incapacidad para producir bienes y servicios de manera eficiente puede llevar a precios más altos y a una pérdida de participación en el mercado.
- Menores márgenes de beneficio: La baja productividad a menudo se traduce en costos laborales más altos y menor producción por empleado. Esto puede afectar los márgenes de beneficio de las empresas, lo que a su vez puede dificultar la inversión en innovación y expansión.
- Falta de innovación: La falta de inversión en tecnología y en la capacitación de los empleados puede obstaculizar la capacidad de las empresas para innovar y adaptarse a las cambiantes demandas del mercado.
- Desmotivación del personal: Los trabajadores pueden sentirse desmotivados en entornos donde la baja productividad laboral es la norma. La falta de incentivos para mejorar la eficiencia puede llevar a una disminución en la moral y la satisfacción laboral.
Posible soluciones para abordar la baja productividad
La baja productividad laboral es un desafío complejo que requiere enfoques integrales y colaborativos por parte de gobiernos, empresas y trabajadores. Algunas soluciones de cara a la mejora del rendimiento pueden pasar por:
- Modernización tecnológica: Las empresas deben invertir en tecnologías avanzadas para automatizar procesos, mejorar la eficiencia y reducir costos laborales.
- Capacitación continua: Promover programas de capacitación para los trabajadores a fin de mejorar sus habilidades y adaptarlas a las demandas cambiantes del mercado laboral.
- Revisión de regulaciones: Evaluar y reformar las regulaciones laborales que podrían ser demasiado rígidas y obstaculizar la adopción de nuevas formas de trabajo y horarios flexibles.
- Fomento del teletrabajo: Permitir y fomentar el teletrabajo cuando sea posible, lo que puede mejorar la eficiencia y la calidad de vida de los empleados.
- Incentivos fiscales: Ofrecer incentivos fiscales a las empresas que inviertan en investigación y desarrollo, fomentando la innovación y la adopción de nuevas tecnologías.
- Apoyo a startups: Proporcionar recursos y financiamiento a nuevas empresas que estén enfocadas en soluciones innovadoras y disruptivas.
- Educación sobre productividad: Fomentar la importancia de la eficiencia y la mejora continua en las empresas y en la educación formal.
- Reconocimiento y recompensas: Establecer sistemas de reconocimiento y recompensas para empleados y empresas que logren mejoras significativas en la productividad.
- Diálogo social: Fomentar la colaboración entre gobiernos, sindicatos y empresas para diseñar estrategias conjuntas que aborden la baja productividad laboral.
- Intercambio de mejores prácticas: Compartir experiencias exitosas entre empresas y sectores para fomentar la adopción de métodos eficientes.