En las pizzas dicen que está en la masa y, para fidelizar y atraer al talento, el secreto está en el triángulo virtuoso formado por la flexibilidad, la proyección profesional y el propósito corporativo, estando la retribución salarial en el baricentro del triángulo.
Si hablamos de flexibilidad hay que hablar también de autonomía. Después de casi cuatro años desde el inicio de la pandemia, las tendencias se van visibilizando; los profesionales han hablado y el 80% quieren combinar el trabajo presencial con el trabajo remoto y las empresas comienzan a comprender y abordar las transformaciones y a adaptarse al cambio, un cambio donde el espacio físico tradicional ya no es el único lugar para trabajar y nos encontramos en los inicios de la evolución hacia la descentralización del lugar de trabajo y de trabajar bajo un modelo distribuido.
Todo cambio social lleva su tiempo de implementación, maduración y consolidación y hay evoluciones que se transforman en revoluciones. Y en este momento, nos encontramos, en el inicio de una gran revolución en los modelos laborales con enormes implicaciones en las organizaciones y en sus profesionales.
A la gran Revolución Tecnológica en la que estábamos inmersos antes del Covid, le acompaña ahora la Revolución Flexible.
No se trata de teletrabajo sí o no, los profesionales quieren flexibilidad y autonomía, y estamos viendo en las empresas varios tipos de flexibilidad, la “flexibilidad sólida” y la “flexibilidad líquida”.
Si la empresa me dice dónde y qué días puedo trabajar fuera de la oficina es una flexibilidad “sólida” sin autonomía, un modelo híbrido sólido.
Si el profesional puede trabajar cuándo sea, dónde sea, bien en la oficina o bien en cualquier lugar, es la flexibilidad y autonomía real o flexibilidad “líquida”.
Está claro que todo depende de los roles y la actividad a realizar, pero el sentir que tienes flexibilidad y autonomía para elegir, es la mejor manera de sentir la cultura de confianza de la compañía y el profesional la devolverá con responsabilidad de saber elegir donde y cuando trabajar para el beneficio de la empresa y el suyo propio; las empresas que vean más importante el cómo se trabaja que el dónde y el cuándo , tendrán menos problemas de fidelización y atracción de un talento con competencias cada vez más tecnológicas.
La gran mayoría de las empresas están implantando una flexibilidad sólida, un modelo híbrido rígido más bien forzado por la fuerza del talento que no por convicción.
La mayoría de los profesionales aceptaría una disminución de su sueldo de un 8% según diferentes encuestas, a cambio de flexibilidad y autonomía.
Se está produciendo una transformación en las variables más allá de la retribución económica, que determinan conectar positivamente con una empresa u otra.
Los profesionales quieren trabajar en empresas con las que puedan conectar con su propósito corporativo, donde vean un recorrido claro de formación, aprendizaje y desarrollo y donde exista flexibilidad.
La pregunta por parte de la gran mayoría de los candidatos es conocer la política de flexibilidad de la compañía.
La flexibilidad y la cultura van estrechamente ligadas, las compañías que faciliten flexibilidad y autonomía están proyectando un ambiente y una cultura de confianza y responsabilidad.
De poco vale disfrazar la negativa a dar flexibilidad en la baja productividad y pérdida de conexión con la cultura y valores de la marca. Los profesionales quieren ir a la oficina, pero quieren minimizar el teletrabajar presencialmente en la misma y para ello las compañías tiene que trabajar en la transformación del lugar de trabajo ya que el trabajo no es un lugar es un resultado.
¿Quieren que haya más colaboración e interés en ir a la oficina? Para ello hay que reinventarla y antes de hablar de cambiar el diseño y de bienestar, hay que justificar la presencialidad con actividades, KPIs y datos.
Mi visión del futuro de los espacios de trabajo es una oficina corporativa de menor tamaño y caracterizada por un programa totalmente distinto al actual con espacios para colaborar y socializar y no precisamente con salas ágora y similares; respecto a su diseño, mucho más cercano al mundo retail que ha sabido conectar muy bien con la experiencia del cliente.
El nuevo lugar de trabajo es un espacio con menos mesas y más sillas, colaborativo, corporativo y conectado.
Cambiemos el nombre de la oficina y transformemos el lugar de trabajo en un gran espacio de propósito corporativo donde lo más importante sea lo que no se ve.
Ángel Serrano
CEO y co fundador de zityhub