Durante todo el mes de diciembre Open Up nos estará acompañando en Valor Salud para ayudarnos a entender mejor el cuidado del bienestar de las personas en las organizaciones. Miguel Almagro, Account Executive Iberia en la compañía, nos contaba en el primer programa de la nueva sección las claves del bienestar mental y emocional.
¿Qué valor diferencial aporta OpenUp para mejorar la salud mental en las empresas?
«En OpenUp resolvemos un problema que no está resuelto ahora mismo. En España hay un psicólogo por cada 100.000 habitantes. Hay una labor moral de los empleadores y de las empresas de ayudar a los empleados porque están totalmente extendidos los problemas de salud mental en los empleados y en la sociedad en general. Open Up lo que hace es resolver esto desde una base tecnológica acortando, desde el momento del dolor, nos encontramos mal o nos da un bajón en la salud mental, hasta que podemos hablar con un psicólogo. Eso lo cambia todo».
¿Cuáles son las claves para que las nuevas plataformas de bienestar mental funcionen bien?
«La clave es el proceso de implementación y comunicación interna. No sólo basta con el departamento de recursos humanos, que son abanderados de este tipo de proyectos, sino que tienen que estar involucrados tanto la dirección de la empresa y después, muy importante, todos los mánagers. Ya que las empresas se articulan a través de los mánagers. Los mánagers tienen que entender este problema, que ésta es la solución, y predicar con el ejemplo».
¿Puede ser la resiliencia un factor importante para proteger la salud mental?
«Cuando alguien no se encuentra bien acude a la sanidad pública o tiene distintas formas de recibir ayuda de un psicólogo cuando no se encuentra bien en cuanto a la salud mental. Pero lo que hemos descubierto es que hay que ir un paso más allá. Igual que cuando estábamos en plena pandemia la prioridad principal era comprar respiradores porque la gente se estaba muriendo y después se pasó a buscar una vacuna, en el caso de la salud mental queremos aplicar este mismo enfoque y poner prácticas para que se coja un carácter preventivo«.
«Y aquí es donde entra la palabra resiliencia. Sabemos cuando tenemos personas, empleados, que están entrenándose en cuanto a la salud mental con sesiones de mindfulness, talleres, etc. se convierten con el paso del tiempo (…) empiezan a ser más resilientes. Y cuando vienen agentes externos como pueda ser la guerra de Israel, Ucrania, etc, estos empleados están más preparados para autogestionarse, enfrentarse y poder continuar con sus vidas».
¿Cómo se pueden lograr entornos laborales emocionalmente seguros?
«Sectores que tienen un problema de oferta de especialistas, por ejemplo el sector de tecnología (…), cuando ese talento no se encuentra en un espacio emocionalmente seguro tiene una mayor probabilidad de cambiar de empresa o de trabajo. Por eso también es preventivo el poder establecer espacios seguros emocionalmente. ¿Cómo se consigue esto? No es sencillo, hay veces que sabemos que el principal motivo por el que te quedas en una empresa o por el que te vas es tu jefe. Y tienen una responsabilidad altísima en asegurar esos espacios de salud mental los propios jefes».
¿Qué habilidades emocionales se pueden desarrollar para mejorar la satisfacción en el trabajo?
«Nosotros recomendamos mucho practicar de forma regular sesiones de mindfulness. Yo no hace mucho que he entrado en este sector y era un poco escéptico con este tipo de entrenamiento. Lo vengo haciendo desde hace tres meses y por la experiencia previa puedo garantizar que el día en el que haces una sesión de mindfulness es un momento en el que paras, reflexionas y planificas y abordas el día de una forma mucho mejor. Es una de las cosas que es muy sencilla, que está al alcance de todos y que recomiendo encarecidamente».
¿Veis diferencias por países o por diferentes tramos de edad?
«Efectivamente. Por las diferentes charlas a las que estoy asistiendo en los últimos meses se sabe que hay una forma distinta de abordar los problemas de salud mental por generaciones. Las generaciones que somos más mayores nos han educado de una forma que tardamos mucho en pedir ayuda. Intentamos apechugar, intentamos resolverlo por nosotros mismos, hasta que el problema nos supera».
«Mientras si cambiamos, y vamos a generaciones más jóvenes, tienen menos problemas, tienen menos estigma en levantar la mano y pedir ayuda«.
«Y también estadísticamente se sabe que las mujeres tienen más facilidad para abrirse y para buscar ayuda que los hombres. Es un dato cuanto menos curioso que por lo menos, por el paso de las generaciones, se va a ir solucionando por sí mismo».