Muchas compañías recurren al talento de la casa en los procesos de internacionalización. Esta decisión conlleva la aceptación de importantes riesgos por parte del futuro trabajador expatriado, retos a los que empresas, como ERES Relocation Services, consultora especializada en la gestión de procesos de movilidad geográfica laboral en más de 70 países, buscan dar respuesta facilitando y garantizando el éxito del proceso de adaptación.
Son muchas las ventajas que tienen las empresas que deciden expatriar a sus propios empleados son enormes, ya que apuestan por personas que han demostrado su capacidad de trabajo y liderazgo, su eficacia y efectividad en la toma de decisiones y su conocimiento de los valores e ideales de la compañía. Para el trabajador también se abre un amplio abanico de oportunidades profesionales que requieren de su adaptación plena al nuevo país al que será destinado.
El trabajador deberá superar importantes barreras, las cuáles irán más allá de la diferencia lingüística. Se trata de un proceso en el que su propia personalidad jugará un papel fundamental. Jose Antonio de Ros, director general de ERES Relocation Services, asegura que «tan importante como la lengua es la personalidad del futuro expatriado, que deberá ser profundamente flexible y contar con gran capacidad para integrarse en los nuevos grupos de trabajo y al nuevo estilo de vida de su futuro destino».
Por este motivo, el objetivo de la transición será lograr que el trabajador se sienta a gusto en su nuevo país de residencia, así como formarle en los principales temas legales y fiscales que podrían afectarle durante su estancia. «Nuestra experiencia nos lleva a poder afirmar que unas jornadas o cursos de inmersión en la nueva cultura, normas y tradiciones del país al que se desplazará será una de las claves que le ayudarán en su proceso de adaptación, familiarizándole con sus costumbres y acercándole a su día a día», explican desde ERES Relocation Services.
No hay que olvidar que en muchas ocasiones este cambio de vida afectará tanto al trabajador como a su familia. En los últimos años es muy frecuente que la pareja del trabajador cuente también con una carrera profesional a la que tendrá que renunciar para trasladarse a la nueva residencia. Un motivo que justifica la necesidad de «dar orientación y apoyo a cada uno de los miembros de la familia, buscando dar respuesta a las diferentes necesidades que les surjan a lo largo del proceso, tanto profesionales como de búsqueda de centros educativos o de un nuevo domicilio», recuerda Jose Antonio de Ros.
El cambio no solo supone importantes ventajas para el trabajador que lo acepta, habrá grandes oportunidades también para los familiares que se trasladan con él. Por ello, uno de los principales objetivos que se marcan desde ERES Relocation en este tipo de casos es «transformar la mentalidad acercándola a la propia del siglo XXI, en la que el cambio es sinónimo de oportunidad, avance y desarrollo personal, siendo una ocasión única de descubrir nuevas culturas y diferentes vías formativas o profesionales».
Formación que facilita la adaptación cultural; orientación familiar y profesional; cursos de idiomas o información relevante sobre su nueva residencia son las principales claves que, según Jose Antonio de Ros, «marcarán la diferencia y lograrán que el trabajador que se ha trasladado a un nuevo país consiga adaptarse plenamente a su nueva vida, fomentando con ello un mayor desempeño profesional dentro de su empresa».