La pandemia de COVID-19 ha supuesto un cambio radical en la forma de trabajar de millones de personas en todo el mundo. El teletrabajo, que antes era una opción minoritaria y ocasional, se ha convertido en una necesidad y una realidad para muchos sectores y profesiones.
Sin embargo, ahora que la emergencia sanitaria ha finalizado, muchas empresas están planteando el regreso a la presencialidad, en muchos casos de forma continua y en otros al menos de forma parcial o híbrida. De hecho, esta tendencia se está dejando notar con fuerza en las grandes compañías, incluso en las del sector tecnológico como Google, Apple, Amazon o Zoom.
Una de las razones de más peso la encontramos en la mentalidad de cierto perfil de altos directivos que consideran que trabajar desde casa reduce el rendimiento y la productividad, una visión que rebatida por diferentes informes. Una mejor supervisión de sus tareas y un mayor control de lo que ocurre en la empresa son otros de los motivos que justificarían esta postura.
En contra de la presencialidad total juega el Real Decreto 5/2023 de medidas para la conciliación de la vida laboral y personal publicado en junio en España. Un conjunto de medidas que protege el derecho de solicitar el trabajo en remoto para el cuidado/atención de familiares o convivientes. Asimismo, ya existe jurisprudencia a favor de que el teletrabajo sea un derecho al que pueden acogerse los empleados, siempre y cuando cumplan determinadas circunstancias.
¿Qué ventajas e inconvenientes tiene cada modalidad de trabajo?
Según un estudio reciente de Steelcase, el 55% de las empresas españolas necesitan adaptar y optimizar sus espacios de trabajo como consecuencia de la adopción del modelo híbrido, que combina el teletrabajo con la presencialidad. Este sistema parece ser el preferido por la mayoría de los trabajadores, que valoran tanto la flexibilidad y la autonomía que les ofrece el teletrabajo, como la interacción y la colaboración que facilita la presencialidad.
No obstante, el modelo híbrido también plantea algunos retos, como la gestión del tiempo, la comunicación, la coordinación, la motivación o la conciliación. Por eso, es importante que las empresas establezcan unas pautas claras y consensuadas con los empleados que definan los objetivos, las tareas, los horarios, las herramientas y los indicadores de desempeño. Asimismo, es necesario que las empresas proporcionen a los trabajadores los recursos y el apoyo adecuados para que puedan desarrollar su trabajo en las mejores condiciones, tanto en casa como en la oficina.
Entre estos recursos destaca la movilidad, que es un factor clave para el éxito del modelo semipresencial. Los empleados necesitan, y en muchas ocasiones demandan, poder desplazarse de forma cómoda, segura y eficiente entre su domicilio y su lugar de trabajo, así como entre diferentes sedes o clientes. Una buena herramienta para facilitar los desplazamientos del personal pueden ser los servicios de Uber para Empresas, que ofrecen una solución de transporte flexible, económica y personalizada que se adapta a las necesidades de cada empresa y cada empleado.
Para quien no esté familiarizado todavía con Uber para Empresas, esta solución ofrece servicios de Uber que tus empleados ya conocen y utilizan reimaginados para tu empresa.
Mediante este sistema se puede reservar un viaje con solo pulsar un botón, sin tener que preocuparse por el pago, el recibo o el reembolso de las facturas. Además, pueden elegir entre diferentes opciones de vehículos, desde coches eléctricos hasta coches de alta gama, según sus preferencias o el trayecto que tengan que realizar.
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Además, no sólo te ayuda en la gestión de viajes profesionales locales e internacionales. También cubre los programas de comidas, hechos a medida para tu equipo. Así como la opción de poder regalar cupones para tus empleados, clientes o invitados… Para disfrutar de algunos beneficios para ocasiones puntuales, ya sea teletrabajando o en la oficina.
El teletrabajo y la presencialidad no tienen por qué ser excluyentes, sino complementarios. Lo importante es encontrar el equilibrio adecuado entre ambas modalidades, que beneficie tanto a las empresas como a sus personas. Para ello, es imprescindible contar con la participación, la confianza, la flexibilidad y la innovación de todos los agentes implicados. Especialmente en los departamentos de recursos humanos, cada vez más preocupados en fomentar el bienestar de los empleados mediante un salario emocional que vaya más allá de lo económico.