Francina Armengol ha sido elegida como nueva Presidenta del Congreso de los Diputados y de la Mesa de la Cámara Baja a propuesta del PSOE en el inicio de la XV Legislatura.
Licenciada en Farmacia por la Universitat de Barcelona y con un postgrado en Demofarmacia, su carrera política empezó a despegar en 1998 cuando fue elegida concejal de Inca (Mallorca). Un año más tarde pasó a ser diputada del Parlamento Autonómico Balear, donde formó parte de comisiones parlamentarias como Asuntos Sociales, Turismo o Salud. Además, ha formado parte y presidido el Consejo Insular de Mallorca antes de convertirse en 2015 en la primera mujer que presidía el Gobierno de Baleares, cargo que ostentó durante dos legislaturas.
Su experiencia en diferentes posiciones institucionales a nivel municipal y autonómico han resultado claves para recibir la confianza de su partido para estar al frente del órgano que controla el Congreso y para el que se requieren capacidades tan importantes como el liderazgo de equipos, la aplicación del reglamento de una manera justa, buenas dotes comunicativas y el generar un buen ambiente legislativo entre los representantes de los distintos grupos parlamentarios.
Entre las funciones a desempeñar durante los próximos cuatro años, Armengol tendrá que dirigir las sesiones plenarias y debates; la representación institucional; la interpretación y aplicación de las normas; la designación de ponencias y comisiones; la asignación de los tiempos de intervención; el establecimiento del orden del día; la gestión administrativa; las relaciones con otros poderes del Estado; garantizar los derechos parlamentarios; o decidir en situaciones de conflicto.
Unas responsabilidades que bien podrían asemejarse a los de cualquier CEO o responsable de recursos humanos de la empresa privada. De ahí la importancia que tendrá en la gestión del capital humano de una institución en la que existen diferentes perfiles tanto en el plano ideológico como en el personal.
En su primer discurso como presidenta de la Cámara, Armengol ha abogado por «evitar trasladar tensiones gratuitas y enfrentamientos estériles que solo contribuyen a dividir. Y, en su lugar, contribuir al progreso de nuestra sociedad a partir del debate y del acuerdo. Se trata de sumar. De practicar el diálogo«. Asimismo, ha expresado que «desde el respeto caben y se pueden defender todas las ideas, aceptar sin reparos la pluralidad de pensamientos e identidades que conviven en nuestro país nos enriquece«.