El mercado laboral en España cerró el pasado año con datos mixtos. El conjunto del año ha sido negativo, consecuencia de la desaceleración económica y su impacto sobre la contratación.
El mercado laboral creo 402.300 empleos, que supone el peor dato desde 2013, último año de la crisis antes del inicio de la recuperación.
Sin embargo, el último trimestre de 2019 fue netamente positivo, con 92.600 nuevos ocupados, el mejor cuarto trimestre desde 2006, en plena burbuja inmobiliaria.
Este repunte del cierre de año permite recuperar tasas de crecimiento del empleo del 2%.
La ralentización del empleo ha coincidido con un aumento de la población activa, que responde a la llegada de inmigrantes.
En 2019 se incorporaron 290.000 personas como población activa, es decir nueva mano de obra.
Es el mayor incremento desde 2008, lo que unido a la desaceleración del mercado laboral, han provocado que la reducción del desempleo se haya frenado en seco.
2019 finalizó con una tasa de paro del 13,78%, seis décimas menos que el año anterior y el nivel más bajo de los últimos 11 años.
2018 y 2017 fueron años en los que el desempleo se redujo en 2,1 puntos, que muestra la intensidad del frenazo en la reducción del paro.
Después de seis años de recuperación y creación de empleo, la tasa de paro sigue más cerca del 15% que del 10%.
En el cuarto trimestre del 2019 se experimentó una importante aceleración del empleo, escenario en línea con los indicadores macroeconómicos y con las estimaciones de los analistas.
La desaceleración vivida en verano por el repunte de la guerra comercial y las incertidumbre del Brexit se estarían moderando en el cierre del año.
Este repunte en el mercado laboral que permite recuperar ritmos de creación superiores a los 400.000 nuevos ocupados, despeja algunas dudas respecto al 2020.