Una evaluación del desempeño es un sistema que ayuda a medir el nivel de eficiencia con el que se realizan los objetivos tanto individuales como grupales dentro de una organización.
En un sentido amplio, una evaluación de este tipo nos permite conocer las conductas de los empleados, las competencias de cada uno, y su nivel de productividad. Su objetivo es tratar de comprender cómo es el empleado, y qué ha logrado durante un tiempo determinado, lo cuál nos ayudaría a delimitar su contribución a la empresa.
En este sentido, la evaluación del desempeño dentro de las empresas se ha vuelto aún todavía más compleja con la aparición de un modelo de trabajo híbrido que parece imponerse. OpenHR, software de recursos humanos y comunicación interna, apunta a delimitar algunos elementos que hay que tener en cuenta para tener en cuenta a la hora de realizar una gestión del desempeño por competencias y objetivos de los empleados.
A la hora de hacer una evaluación del desempeño en un entorno híbrido, es fundamental que no nos dejemos llevar por determinados sesgos, como el efecto halo, que nos afecta esencialmente cuando no estamos cerca de nuestros compañeros; el sesgo del compromiso, que nos impedirá valorar a una persona justamente puesto que su situación no es la misma; o el “sesgo de proximidad”, que favorecerá a los trabajadores que tenemos presente de forma regular.
El registro de jornada es otra de las obligaciones que sigue manteniéndose en un régimen de teletrabajo. Gestionar la presencia de los empleados nos sirve de guía para saber si el empleado cumple o excede sus horas establecidas de trabajo. Junto al control horario, otra buena manera de gestionar el desempeño es mantener un control de la tareas que los empleados llevan a cabo, ya que podremos conocer el estado en el que cada una se encuentre y actuar en consecuencia.
Esto supone un cambio de paradigma y cultura que afectará a cómo evaluamos el desempeño. En un modelo híbrido de trabajo, el nivel de intensidad a la hora de gestionar no podrá ser afortundamente tan alto que el que podremos mantener presencialmente. Por eso es fundamental establecer metas claras y medibles que el empleado debe cumplir, dependiendo de su puesto, habilidades y respetando sus tiempos y su forma de trabajar.
Hablando de cambio de cultura…¿por qué no dar ejemplo y permitir que los empleados puedan evaluar a sus propios responsables? Para ello la tecnología está jugando un papel fundamental y está permitiendo invertir esta carga de responsabilidades, dando al empleado confianza y poder.
Un software de evaluación del desempeño presenta muchas ventajas a la hora de comunicarnos y de medir el rendimiento de nuestros colaboradores. Un sistema, además, que nos ayudará a desembarazarnos de diferentes sesgos que pueden influirnos a la hora de analizar estos procesos. Una herramienta que nos ayudará a medir el rendimiento laboral de los empleados a través de una serie de indicadores: como la cantidad de tareas realizadas, el tiempo medio de realización por tareas, el número de objetivos conseguidos, o el tiempo medio de realización en la consecución de los objetivos propuestos.
Pero, sin duda, la parte más importante para tener éxito en un proceso de esta magnitud, es dotarle de transparencia total. Conocer el proceso que se va a llevar a cabo, el software que va a ser utilizado, o simplemente qué se espera de ellos, son aspectos que influirán a la hora de tener éxito gestionando un proceso de evaluación del desempeño.
