El Presidente de Aedipe Centro y Director de RRHH de ALSA, reflexiona en «El Foro de Recursos Humanos» sobre el reciente 43 Congreso de la asociación que lidera:
Apenas acaba de finalizar el 43 Congreso Nacional de AEDIPE, y es oportuno, una vez digerido el sustancioso contenido del mismo, hacer alguna reflexión sobre lo que quienes hemos asistido pudimos vivir y escuchar en esa magnífica y acogedora ciudad que es Oviedo.
Debido a su formato, este Congreso permite a los participantes compartir experiencias, estrechar lazos con colegas con los que en muchas ocasiones coincidimos velozmente, el entorno y el contenido social invitan a ampliar y consolidar relaciones profesionales de manera diferencial a la de la mayoría de los eventos relacionados con la gestión de personas (y por cierto, sin duda, tenemos que plantearnos si no habrá inflación de jornadas en el ámbito de los Recursos Humanos).
He tenido la ocasión, pues, de intercambiar con colegas puntos de vista sobre los variados temas planteados por los ponentes, y me atrevo a identificar preocupaciones que estaban en la mente de la mayoría, con algún hilo conductor compartido.
Llevamos años diciéndonos que vivimos en un entorno en constante cambio; tanto nos lo hemos dicho, que a veces parecía un mantra de obligada referencia para todo aquel que tenía algún discurso público que ofrecer. No es que no fuera cierto, pero a fuerza de ser escuchado, uno a veces no podía menos que hacerse la pregunta: ¿y qué?
Algo distinto está pasando, sin duda estamos viviendo momentos que marcarán el futuro de todos, la manera en la que pensamos y las cosas que hacemos y la manera en la que las hacemos. Este cambio se ha vuelto tan rápido e impredecible, y nos está afectando tan de lleno, que la sensación de vértigo –como en toda crisis- ya nos hace cuestionarnos si nuestros criterios, hábitos, valores, siguen siendo válidos.
Se atribuye a Horacio la frase “no hay buen viento para quien no sabe dónde va”. Es hora de preguntarse por dos cuestiones (creo que estas cuestiones han estado en los foros): qué forma tiene el futuro, cómo puede ser, cómo queremos que sea y si podemos influir en él; y por otro lado, con qué bagajes nos disponemos a construirlo, y si debemos recordar una serie de principios esenciales olvidados para gobernar personas y organizaciones.
No ha sido, por tanto, un debate sobre herramientas, recetas o técnicas, porque además no podía serlo. Sigue vigente la primacía de las personas como elemento clave de la ventaja competitiva de las organizaciones, pero ahora su gestión es aún más complicada, y lo va a ser más. El foco estaba en otro lado: hemos dado un paso atrás, pero para tomar impulso.