Este verano se están dando varias circunstancias que no benefician nuestra salud. Para empezar, las elevadas temperaturas que azotan gran parte del país. En muchos casos, temperaturas que ni siquiera dejan dormir, lo que supone un gran problema. Tanto de salud física como mental. Por otro lado, los incendios —además de la evidente tragedia que acarrean— generan enormes cantidades de humo y dióxido de carbono. Dentro de este largo listado, aparecen también las medusas, una de las plagas del verano. Además de los mosquitos, que cada vez aparecen en más sitios y con diversidad de especies.
La presencia de medusas en las costas españolas depende de varios factores, como la temperatura del agua, la dirección de los vientos, las corrientes marinas, e incluso la concentración de sal y otros aspectos. Por término general, las bajas temperaturas del agua evitan que haya medusas en las playas. Las alteraciones del clima, así como los cambios en algunos entornos naturales, provocan la proliferación de las medusas. No sólo en su número y frecuencia, sino también en sus variedades.
Tipos de medusas
Por ejemplo, existe la medusa común (Aurelia aurita), la “aguacuajada” o “huevo frito” (Cotylorhiza tuberculata), la” aguaviva” o “acalefo azul” (Rhizostoma pulmo). También la Carabela o Fragata portuguesa (Physalia physalis) y la medusa “acalefo radiado” (Chrysaora hysoscella). Según el gobierno, estas son las especies de medusa más frecuentes en España. Algunas son muy frecuentes, pero poco peligrosas; otras, justo al revés. Las que son frecuentes y peligrosas —aunque rara vez mortales— son la medusa luminiscente (Pelagia noctiluca), la “acalefo radiado” y medusa “acalefo azul”. Otras medusas, como la Aequorea forskalea, no pican o pican poco. En todo caso, las medusas no son seres agresivos, sino que actúan defendiéndose.
En caso de picadura
Según el tipo de medusa, la picadura puede ser de grados diversos. Aunque siempre se aconseja acudir a la Cruz Roja, personal de atención médica o de urgencias, hay consejos comunes. El primero, aclarar la zona afectada con agua de mar. Permanecer un rato con la herida sumergida en el agua del mar es una opción fácil y, en muchas ocasiones, suficiente. En caso de que queden restos de tentáculos en la piel, habrá que retirarlos con algún instrumento, como unas pinzas. Hay que evitar aplicar hielo, agua fría o agua dulce. Tampoco es aconsejable tocar la herida directamente, sobre todo si las manos no están limpias.