Según un estudio elaborado por la asociación Freelancing in America, para 2027 se estima que en Estados Unidos haya más trabajadores freelance que contratados. En nuestro país hoy en día 2 de cada 10 son freelancers, según cifras del Ministerio de Empleo.
“La crisis económica, junto con la transformación digital, ha dibujado un nuevo panorama laboral en el que ser freelancer se está convirtiendo en una opción cada día más atractiva. Muchos estudiantes de los que acceden a nuestros másteres afirman estar trabajando por proyecto para varias empresas a la vez y siguen formándose en diferentes áreas ya sea porque les atrae o para especializarse”, comenta Carlos Martínez, presidente de IMF Business School.
Si bien es cierto que no cuentan con vacaciones remuneradas, tienen más de un jefe, asumen los pagos a la Seguridad Social y están con la incertidumbre de no saber cuándo surgirá el próximo proyecto, entre otras desventajas, también es verdad que este colectivo cuenta con muchas ventajas:
- Open Innovation. El trabajo por proyectos les permite nutrir al talento interno de las organizaciones con competencias externas de forma más rápida. Al mismo tiempo, promueve la colaboración abierta y la innovación.
- Internet, su única herramienta. Gracias a las nuevas tecnologías pueden trabajar desde cualquier parte del mundo, tan solo necesitan un ordenador y conexión a Internet.
- Flexibilidad, mucha flexibilidad. Es el propio trabajador el que gestiona su tiempo, incluso sus vacaciones.
- Conciliación entre vida laboral y personal. Pueden elegir dónde y cuándo trabajar, lo que les permite compaginar su vida profesional con la personal.
- Motivación. El freelancer está motivado continuamente porque está haciendo algo nuevo, que le interesa y para lo que se ha preparado.
- Pluriempleados. Con los contratos por proyectos pueden trabajar con diferentes empresas a la vez, incluso combinar el trabajo por cuenta ajena con un proyecto emprendedor.
- Deducciones. Desde el 1 de enero los trabajadores por cuenta propia pueden deducir sus gastos de agua, gas, electricidad, internet y teléfono al 30% de la proporción existente entre los metros cuadrados de la vivienda destinados a la actividad respecto a su superficie total, ya sea en propiedad o alquilada, gracias a la nueva Ley de Reformas Urgentes del Trabajo Autónomo.