La Fundación Adecco ha generado 2.943 empleos durante el primer semestre de 2016 para personas personas con discapacidad, mayores de 45 años parados de larga duración, mujeres con responsabilidades familiares no compartidas y/o víctimas de la violencia de género y otros demandantes de empleo en riesgo de exclusión por atravesar graves situaciones económicas. Además, la Fundación Adecco ha atendido a 13.117 personas que se encontraban en las citadas situaciones.
Según Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco, estas personas «acuden a nuestras oficinas con una merma muy importante de autoestima y con muchas dudas a la hora de plantear la búsqueda de empleo. A menudo, piensan que su situación es un condicionante negativo y ello les predispone a no tener éxito. Nuestro trabajo es reconducir esta actitud e identificar sus fortalezas, convirtiéndolas en sus mayores aliadas para encontrar un empleo».
Una buena parte de los puestos de trabajo generados por la Fundación Adecco han sido en el sector Hostelería, que ha dado empleo al 28,3% de estas personas. Le sigue Industria, que ha colocado al 20,8%; el sector servicios, que ha proporcionado una ocupación al 13,4%; y Sanidad y salud, que ha integrado al 5,4%.
Mesonero explica que «la onda expansiva de la crisis sigue muy presente, afectando de forma especialmente intensa a las personas que, ya antes de la recesión, encontraban obstáculos adicionales para encontrar empleo y que además fueron los primeros en perderlo (con discapacidad, mayores de 45 años, etc). Por ello, sin desestimar la buena marcha de la economía, hay que seguir trabajando con énfasis para que las personas que lo tienen más difícil no sólo tengan empleo cuando la economía marcha bien, sino que puedan acceder al mismo y conservarlo en coyunturas más desfavorables, sin que un certificado de discapacidad o una edad avanzada pese más que sus competencias».
El director general de la Fundación Adecco concluye recordando que «el mercado laboral no debe estigmatizar posiciones en función de datos sociodemográficos. No existen empleos para personas con discapacidad, para hombres o mujeres, para jóvenes o mayores. Sólo existen vacantes que exigen unas competencias y personas que las cumplen. Hay que apostar por procesos de selección en los que sólo pesen dichas competencias y no la edad, el sexo o el hecho de tener una discapacidad. Al mismo tiempo, hay que dotar a los demandantes de empleo en riesgo de exclusión de competencias clave para integrarse y competir en los sectores más punteros. Sólo así estaremos ante un mercado laboral maduro, saludable y competitivo».