La población española continúa envejeciendo a pasos agigantados. Según los últimos datos del INE, el índice de longevidad ha alcanzado este año un nuevo máximo histórico: el 116,4%. Esto quiere decir que por cada 100 menores de 16 años hay 116 mayores de 64 años.
Las regiones más envejecidas son Asturias (207,2%) y Galicia (190,5%), mientras que Ceuta, Melilla (39,4%), Ceuta (50,7%), Murcia (82,1%), Andalucía (94,3%) y Baleares (94,4%) son las únicas regiones con mayor proporción de jóvenes.
Para 2030, año en el que los babyboomers empezarán a jubilarse en masa, se calcula que los mayores de 65 supondrán el 30% de la población, frente al 18% actual. «La relación cotizante-pensionista es actualmente de 2,2, considerándose una ecuación sostenible a partir de 2,5 contribuyentes por cada jubilado. Si continúa esta tendencia, para 2052 se estima que, por cada persona inactiva, habrá poco más de una persona trabajando, lo que sin duda pone en peligro la sostenibilidad de nuestro sistema», asegura Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco.
Debido a esto, es necesario «tomar medidas que frenen los efectos de este envejecimiento imparable: alcanzar acuerdos de Estado y dedicar un mayor porcentaje del PIB a la familia, impulsar políticas activas contra la discriminación por la razón de edad, sensibilizar al tejido empresarial para que apueste por la fuerza laboral senior, y empoderar a los demandantes de empleo de más edad para que adquieran herramientas clave que les permitan competir en el mercado del siglo XXI», añade Mesonero.
Desde la Fundación Adecco reclaman medidas para incorporar a las personas mayores de 45 años al mercado laboral, para así compensar la falta de relevo generacional. «Aunque actualmente los mayores de 45 años están ocupando buena parte del empleo creado, esta situación obedece más a una cuestión estadística (representan aproximadamente el 40% de desempleados), unida a otros factores como la posibilidad que tienen las empresas de contratar a estos profesionales por condiciones más económicas o la necesidad de compensar la marcha del talento joven a otros países, en busca de mejores condiciones», explica el director general de la Fundación Adecco. Por este motivo, «el gran reto es convencer a las empresas de que recuperar el talento senior es una ventaja competitiva. Hemos de dar por clausurada la etapa de discriminación al trabajador mayor de 45 años, hay que tener en cuenta que están en el ecuador de su vida profesional y que además cuentan con valores que les hacen altamente competitivos como la experiencia, la madurez o el control emocional».
Por último, la Fundación Adecco recuerda la necesidad acabar con la discriminación laboral de personas con discapacidad o mujeres con responsabilidades familiar. Según Mesonero, «es necesario estimular su incorporación al mercado laboral y derribar los prejuicios y estereotipos que siguen lastrando su participación en igualdad de condiciones. No sólo por una cuestión de ética o justicia social, sino porque nuestra economía necesita de su talento para ser sostenible en el tiempo».