Mes: marzo 2012

Cuatro son los factores que determinan el proceso de toma de decisiones del Grupo Catalana Occidente: su historia, su cultura, su accionariado y la situación económica. Pilares que, para José María Serra, contribuyen al secreto del éxito de una compañía “que lleva en los genes haberse enfrentado a las situaciones más difíciles”, y cuya defensa la ha convertido en protagonista de la segunda sesión del Ciclo de Conferencias ESADE–Deloitte, centrada en la empresa familiar. “Ha sabido separar entre propiedad y gestión −resaltó durante su introducción Fernando Ruiz, presidente de Deloitte−, que es lo que convierte a este tipo de entidades en las principales generadoras de riqueza e innovación del mundo, aunque sólo nos demos cuenta de ello cuando se convierten en gigantes”.

En el caso de Catalana Occidente, sin embargo, su historia no resulta tan desconocida. Su presidente siempre la recuerda porque “es la única forma de la que disponemos para explicar nuestros valores, que son la vocación de permanencia y la independencia en la toma de decisiones”. “Una independencia que sólo podremos mantener si somos competitivos e innovadores”, insistió al tiempo de recalcar su crecimiento 2011, un 16%. “Prueba de lo importante que es para nosotros la cultura empresarial es que nunca hemos fichado a directivos externos, siempre hemos preferido la promoción interna, que hayan vivido la empresa desde abajo”, abundó  Serra, para quien la difícil combinación entre empresa familiar y cotización en bolsa supone una exigencia relativa: “Ser juzgado por los resultados hace que las expectativas sean grandes, pero no tenemos que ‘sobrerreaccionar’ o dejarnos llevar por las tendencias”.

Por último, y en relación a la actual crisis económica, para el presidente de Catalana Occidente, las dificultades no son nuevas −“Nunca hemos tenido las cosas fáciles”− y se mostró crítico con dos de los efectos de ésta sobre el sector asegurador: la participación de los bancos en la distribución del seguro y la amenaza reguladora. En el caso del primero, afirmó que “se está hablando más de lo que se debería, es algo coyuntural que desaparecerá cuando los bancos puedan realizar su verdadera tarea”, y, en el de la segunda, reconoció que “vivimos en un periodo de obsesión por la regulación; lo estamos complicando innecesariamente y vamos a llegar a un momento en el que estaremos más a procesos burocráticos que al negocio”.

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