Javier Fernández Aguado presenta su último libro en la Torre de Cristal de Madrid. Traer a la actualidad lo que pasó hace siglos para aprender de los aciertos y de los errores de nuestros antepasados. Con ese objetivo nació Egipto, escuela de directivos, el último libro de Javier Fernández Aguado que fue presentado ayer en la Torre de Cristal.El acto contó con la intervención de Emilio Molinero, director general del Grupo Atisa, que recordó que a día de hoy seguimos utilizando muchos de los procedimientos empresariales que se llevaban a cabo en el Antiguo Egipto. «No hemos inventado casi nada, es curioso lo poco que hemos cambiado», reflexionó.
El prologuista del libro y director general de Software Financiero Bolsa (SFB), Luis Poblador, aseguró que es una lectura amena que puede ayudar a pequeños y medianos empresarios en su labor. «Los gestores de las organizaciones necesitan ayuda para dirigir con éxito y compartir inquietudes. Yo he tenido la suerte de encontrar a Javier», afirmó.
Por otra parte, Laura Madrigal, editora de LID, destacó la riqueza de la obra que aporta conocimiento histórico a la ciencia del management. «El libro nos adentra en esta civilización milenaria haciendo un paralelismo entre la situación política y empresarial de Egipto y la que tenemos actualmente», explicó. Además, aprovechó la ocasión para felicitar a Javier Fernández Aguado por el décimo aniversario de su consultora, MindValue.
Para finalizar intervino el verdadero protagonista de la tarde: el autor del libro. Fernández Aguado agradeció la presencia a los asistentes y subrayó la importancia de reflexionar sobre el modo en que nuestros antecesores vivieron, ya que «el gran desafío al que se enfrenta el ser humano es aprender a vivir, no a “durar”, como hacen muchos», aseguró.
Asimismo, recalcó que los egipcios ya pasaron por situaciones como las que vivimos hoy en día: el nacionalismo, el exceso de administración pública, los conflictos Iglesia-Estado, la memoria histórica, el cambio climático… De ahí la importancia de saber interpretar sus acciones «para no perder la perspectiva, más aún en la sociedad actual, “la civilización del ruido y la aceleración” que muchas veces nos lleva muy deprisa hacia ningún sitio», lamentó.
Sin embargo, el autor y conferenciante de LID concluyó su intervención enviando un mensaje de esperanza: animó a todos a ser “optimistas prácticos”, es decir, a no pensar que son otros los que tienen que cambiar el mundo, sino nosotros mismos los que podemos mejorar el micromundo en el que habitamos. Para finalizar el acto, se invitó a los presentes a disfrutar del catering ofrecido por gentileza del Grupo Atisa.