Trabajar bajo presión consiste en saber gestionar el estrés y organizarse correctamente para cumplir con los objetivos. Es una habilidad, y un requisito para determinados puestos de trabajo. El mercado laboral cada vez es más competitivo y el nivel de exigencia de las empresas cada vez mayor, para lo cual es necesario sobrecargar a los trabajadores con más trabajo para cumplir en menor tiempo.
Sin embargo, ¿es sano trabajar bajo presión? Expertos en recursos humanos consideran que, en un primer momento, trabajar bajo presión puede optimizar la actividad del individuo y aumentar su productividad aunque, si la persona no sabe manejar este tipo de situaciones, aumentará su cansancio, generará estrés, y disminuirá su rendimiento.
Para adquirir la habilidad de trabajar bajo presión tenemos que saber planificar, organizar, priorizar, concentrarnos en los asuntos importantes, delegar y saber decir que “no”. Por otro lado, para poder trabajar bajo presión es necesario ser conscientes de que la salud es primordial, dormir mínimo 7 horas diarias, realizar deporte, disfrutar de las vacaciones y ser organizados.
“Trabajar bajo presión no puede ser nunca sinónimo de estrés; de lo contrario dejará de ser una competencia para convertirse en un problema para el trabajador, pero también para la empresa. Por eso es importante que nuestros empleados sean capaces de cumplir con múltiples tareas en el menor tiempo posible, pero sin descuidar el descanso y la vida personal”, comenta Javier Caparrós, director general de Trabajando.com España y HR Consulting.