Cuatro días de trabajo a la semana. O sea, 32 horas de lunes a jueves. El viernes es el nuevo sábado. Con la reducción salarial correspondiente, pero con una bonificación del 20% que hace más llevadero este recorte. Dicho de otro modo; en vez de descontar cinco horas y media al salario, se recortan cuatro y media. Esta es la nueva realidad que Telefónica propone a sus 18.000 trabajadores, el total de su plantilla en España. Es una medida voluntaria. Pero viene avalada por casi un año de experiencia piloto con un centenar y medio de empleados.
La decisión es pionera en España, y está avalada por un acuerdo con los sindicatos. Cierto que Telefónica es una empresa atípica, con una política muy consolidada de prejubilaciones, y con una dimensión de plantilla que no es equiparable al común del tejido productivo. Pero también es cierto que se trata de una de las compañías más importantes, y, por tanto, sus tendencias en todos los órdenes acaban siendo imitadas, de una manera o de otra, por el mercado.
Los empleados que quieran podrán acogerse a este formato. Tienen de plazo hasta el 15 de julio, y empezarán a trabajar cuatro días a la semana a partir del 1 de septiembre y hasta el 1 de diciembre. Si Telefónica evalúa de manera positiva esta nueva etapa de su experiencia, podrá prorrogar la situación a lo largo de 2023. Y, tras conocer el impacto de la medida a gran escala, quizá adopte esta política de manera estable. Estable, pero voluntaria aún. Un paso más dentro de una política novedosa de Recursos Humanos.