La Sociedad Civil ¿el quinto poder?
Aunque sabemos que una pandemia afecta a todo el planeta y es infinitamente más devastadora que cualquier amenaza terrorista, lo que la diferencia es que se trata de algo casi invisible, que avanza silenciosamente, y no reta al poder como lo haría un adversario.
No desafía al ego y al estatus del gobernante como lo haría un terrorista o enemigo potencial.
Muchos de ellos sólo han reaccionado cuando el daño ya era evidente.
Podría entender que un ego y apego excesivos al poder impiden ver las grandes cuestiones sociales que necesitan de anticipación y mirada larga.
Esta pandemia pasará, surgirá una vacuna y, deseablemente nos prepararemos para la siguiente.
Pero, ¿existe alguna razón lógica, por la que no podamos esperar la misma reacción tardía y negacionista, de nuestros líderes políticos occidentales, ante otros riesgos globales, probables y de avance silencioso que vendrán?
¿Podría ser que sólo se actúe cuando las consecuencias enormemente destructivas del cambio climático sean ya una realidad?
El gran problema es que hay riesgos de consecuencias irreversibles, como el cambio climático, que no cuentan con un planeta B al que confinarse.
Por otro lado, esta crisis nos está mostrando también la enorme importancia de contar con una sociedad civil, educada y vigorosa, formada por una amplia y diversa base de instituciones, que se involucren activamente en buscar respuesta ante los grandes desafíos de la humanidad, a medio y largo plazo.
Como parte de esta sociedad civil, la empresa no solo está dando ahora la talla, sino que intuyo que se está gustando en su mayor protagonismo social, haciendo realidad, muchas de ellas, su sentido de propósito y valores, estrechando mayores vínculos emocionales con sus profesionales.
La empresa ya detenta un enorme poder económico e influencia social y política, que le interpela a corresponsabilizarse con la sociedad ante sus grandes retos, aparte de que su sostenibilidad empresarial está vinculada al devenir de la misma, como se ha demostrado también ahora.
En esta pandemia, la empresa también está demostrando mayor agilidad, tanto en la activación de sus protocolos de crisis antes que los gobiernos, como en poner a disposición de la comunidad recursos económicos, conocimiento técnico y capacidad de gestión.
La sociedad civil necesita, más que nunca a una empresa socialmente responsable, para constituir un quinto poder, ya necesario.
En su “Ética a Nicómaco”, Aristóteles ya distinguió la economía, aquella actividad natural orientada a la satisfacción de las necesidades de las familias bajo criterios éticos y estéticos, de la crematística, moralmente inferior y que sólo buscaba ganar dinero y acumular riquezas.
El mundo que viene espera más economía que crematística.
La gran pregunta es quién será capaz de liderar este reto.
Mientras tanto, continuamos en este período de resistencia y agradecimiento, recordando la famosa frase de Churchill, “nunca tantos debieron tanto a tan pocos”, porque nosotros, los de entonces, aquellos que sabemos que hemos contraído una enorme deuda con tantos, seguimos siendo los mismos.