Tanto las empresas como los trabajadores han experimentado numerosos cambios en estos meses de confinamiento y desescalada, no exentos de incertidumbre, miedo o estrés, que son necesarios tener en cuenta a la hora de gestionar la actividad preventiva en esta vuelta a la normalidad para gestionar no solo el riesgo biológico sino también los riesgos psicosociales
Evaluación de los factores psicosociales tras el COVID-19
El nuevo escenario planteado por esta crisis y los cambios de organización del trabajo van a requerir el estudio de aquellos factores y riesgos psicosociales que se han visto afectados, especialmente en la situación de teletrabajo inusual existente, como la carga y tiempo de trabajo, la autonomía o el aislamiento social, entre otros.
Asimismo, habrá que atender las variables individuales.
La mayoría de los estudios revisados sobre el impacto psicológico tras períodos de confinamiento recogen efectos psicológicos negativos, como la aparición de estrés postraumático, confusión e irascibilidad.
“Desde las organizaciones se tendrá que valorar cómo va a ser esa incorporación emocional de los empleados en esta desescalada, ya que muy probablemente, haya una gran parte de la población a la que esta crisis sanitaria le genere una secuela emocional o psicológica”, destaca Carmen Rodríguez, directora del área de Intervención Psicológica de Affor.
Personas con procesos de duelos, con miedo al contagio, con incertidumbre laboral e incluso con problemas económicos, son algunos de los ejemplos que se podrán encontrar en el nuevo entorno profesional.
Medidas y herramientas de gestión emocional de forma preventiva
En este contexto, se plantea el reto y la responsabilidad de promover planes y programas de protección y acompañamiento psicológico a los empleados para prevenir los riesgos psicosociales derivados de esta situación.
Desde Affor, firma de consultoría especializada en prevención de riesgos psicosociales, se proponen una serie de medidas y herramientas para abordar la gestión psicosocial en las organizaciones:
- La colaboración con los Servicios de Prevención será clave, y específicamente la integración del área de Vigilancia de la Salud en este plan de reincorporación para garantizar que la salud psicológica de los trabajadores colaboradores sea adecuada.
- Establecer un estudio o valorar el estado psicológico en el que se encuentra el trabajador de cara a la reincorporación post crisis sanitaria se configura esencial en estos momentos de cara a la vuelta a la normalidad de la organización.
- La implementación de planes de acompañamiento y apoyo psicológico, como el Programa de Ayuda al Empleado (#pae) para testar el estado de salud global del equipo, y al mismo tiempo cumplir con la función de “EPI emocional”. Que el empleado pueda tener una atención 24/7 de profesionales de la psicología sanitaria no solo van a dar respuesta individual al problema, sino que ayuda a las organizaciones a obtener, en tiempo real, un mapa de la salud emocional de los empleados, útil para la identificación de los riesgos de tipo psicosocial.
“Minimizar los riesgos psicosociales es una apuesta segura de cara a la vuelta a la normalidad.
Nuestros departamentos deben estar dotados de herramientas de gestión emocional, que puedan ser útiles para poder medir cómo se encuentran emocionalmente nuestros empleados y proporcionar en los casos en los que sea necesario recursos de acompañamiento para esta nueva reincorporación laboral” destaca Mª Carmen Rodríguez, directora del área de Intervención Psicológica de Affor.