La irrupción del teletrabajo en nuestras vidas ha supuesto un cambio en “las reglas del juego”, debido a la pandemia actual y los recursos digitales a los que tenemos acceso, gracias a las tecnologías de la información y telecomunicación.
Hoy día es posible trabajar desde cualquier sitio a cualquier hora, pero eso no significa que se tenga que hacer 24 horas al día y 7 días a la semana.
Teletrabajo y tecnoestrés
Sin embargo, muchos profesionales encuentran dificultades para crear espacios de desconexión y se ven expuestos a la dictadura que la tecnología ejerce sobre ellos y la autoexigencia del ‘always on’ frente al saber decir ‘NO’ o autoimponerse ciertos límites.
El resultado muy frecuentemente deriva en lo que los expertos han denominado “tecnoestrés”, uno de los riesgos psicosociales más frecuentes en entornos laborales que pueden alterar nuestro bienestar emocional.
El tecnoestrés ha demostrado ser perjudicial tanto para las personas como para las organizaciones.
Las personas con niveles altos de tecnoestrés se sienten menos satisfechas en su trabajo y tienen un peor rendimiento. Además, pueden experimentar miedo, tener una visión negativa de sí mismas y, en ocasiones, padecer ansiedad, depresión y burnout.
El tecnoestrés no solo es un problema para los trabajadores, sino que puede ocasionar bajas por ansiedad o depresión e impacta negativamente en todo el rendimiento de la organización. Por eso es tan necesaria la llamada desconexión digital o ‘unplugging’. El término hace referencia al simple hecho de dejar de estar en comunicación o conectado a la tecnología.
Unplugging: la necesidad de autocuidado
Los trabajadores tienen derecho a desconectar. En España, la Ley de Protección de Datos reconoce literalmente el “derecho a la desconexión digital a fin de garantizar, fuera del tiempo de trabajo legal o convencionalmente establecido, el respeto de su tiempo de descanso, permisos y vacaciones, así como de su intimidad personal y familiar”.
La desconexión digital se hace, por tanto, imprescindible y ofrece importantes ventajas para la salud psicológica de las personas tanto a nivel personal como profesional. Desde el punto de vista más personal, el teletrabajo suele implicar un uso intensivo de pantallas, lo que supone también un riesgo a nivel físico.
Las molestias físicas y los dolores de cabeza que puede producir la conexión continua con el trabajo, de alguna manera se retroalimentan.
Si nos encontramos físicamente mal, nuestro ánimo empeora, aumentan las cefaleas tensionales y nos sentimos peor. La fórmula mágica para romper este círculo vicioso no es otra que la desconexión.
Cerrar todas las plataformas de comunicación digital que nos conecten con el trabajo y disfrutar del imprescindible descanso, cuidándonos y pasando tiempo con otras personas que nos importan (amigos, pareja, familia…).
El ocio aumenta nuestras emociones positivas, con lo que mejora nuestro estado de ánimo y nuestra autoestima. Y este enorme beneficio personal tiene también reflejo en el ámbito profesional. Un trabajador que ha descansado y desconectado correctamente tiene más facilidad para concentrarse y rendir correctamente durante el horario laboral.
Al contrario de lo que sucede con la falta de desconexión, cuándo se gestionan adecuadamente los tiempos y los descansos, se genera un círculo virtuoso. La persona que rinde más, se encuentra más satisfecha, siente menos frustración y ansiedad y genera un ambiente de trabajo más agradable y más productivo.
¿Cómo podemos desconectar digitalmente?
Algunas de las pautas recomendadas por el Hub de Psicólogos (24/7) de Affor son:
- Si te asaltan emociones desagradables o dificultades al intentar desconectar del trabajo, recuerda que estas pueden ser Es natural que tengas alguna dificultad al principio. Pero piensa que esto va a ser una buena oportunidad para mejorar tu calidad de vida y bienestar.
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También puedes pedirle ayuda a tu pareja o a personas convivientes. ¿Cómo? Practicando las mismas pautas. Eso os ayudará entre vosotros. Por ejemplo, pídeles que te recuerden las razones para desconectar del trabajo o incluso que te distraigan si expresas ganas de ver “cosas del trabajo”.
- Otro círculo en el que apoyarte pueden ser tus compañeros y/o supervisores. Coméntales tus dificultades. Ellos pueden sufrir lo mismo, pueden sugerirte algún cambio o pueden poner en práctica alguna otra estrategia a nivel grupal, que repercuta en el bienestar de todos.
- Además, para facilitar esta desconexión digital, existe otra opción que es desconectar no solo digitalmente sino desconectar “totalmente” en tu tiempo de ocio: realiza actividades fuera de casa, en la medida de lo posible, o actividades que requieran de toda tu atención (o al menos separarte de tus dispositivos electrónicos).
Si, hasta ahora, era necesario seguir estas pautas de descanso, este año resulta más importante que nunca respetar el parón veraniego y ‘obligarnos’ todos a desconectar de las herramientas y plataformas tecnológicas.
Han sido nuestra tabla de salvación mientras no podíamos disfrutar del aire libre, y seguro que seguirán siendo cruciales el próximo curso, pero, para poder sacarles el máximo rendimiento, debemos descansar de ellas también