Dos meses antes de que nos confinaran, Ugur Sahin y Ozlem Tureci, descendientes de inmigrantes turcos y fundadores de BioNTech, cancelaron las vacaciones de todo su equipo y se encerraron en su laboratorio de Mainz, para desarrollar en un tiempo record, la primera vacuna contra el Covid-19.
“Sentimos que no se abría una oportunidad, sino un deber”.
Para ello se apoyaron en los hombros de otra gigante, Katalin Karikó, bioquímica húngara y emigrada a Estados Unidos, que había desarrollado la aplicación del ARN mensajero, a pesar de que durante décadas nadie quiso apoyar su idea.
“Todo el mundo pensaba que era una locura, que no funcionaría”.
¿Qué podemos aprender de sus historias? ¿Qué explica que hayamos podido contar con una vacuna en un plazo impensable hace meses? Destacan dos grandes factores: esfuerzo y diversidad.
Según cuentan, el día de su boda en 2002, Sahin y Tureci pasaron antes por el laboratorio, se casaron y, tras la ceremonia, regresaron al trabajo.
Había mucho que hacer. Aunque actualmente poseen una de las mayores fortunas de Alemania, siguen viviendo en su pequeño apartamento y acudiendo al laboratorio en bicicleta.
La historia de la Dra. Karikó es otra historia de trabajo incansable y de enorme perseverancia, que le permitió superar grandes obstáculos y frustraciones.
Sin una gran pasión por su trabajo nada de esto habría sucedido.
Ambas historias son protagonizadas por inmigrantes.
Según el estudio “Immigrant Entrepreneurship” llevado a cabo por investigadores de Wellesley y Harvard, los inmigrantes suelen tener mayor éxito en innovación científica y tecnológica.
Por un lado, tienden más al emprendimiento y al autoempleo, al depender sólo de ellos mismos.
Por otra parte, su multiculturalidad les aporta una mayor apertura mental, creatividad y foco ante nuevas y buenas ideas.
El progreso y la creación de riqueza provienen cada vez más del talento creativo, de una “Creative Class”, según el profesor Richard Florida.
Este talento creativo y altamente movible, alcanza su máximo rendimiento en ecosistemas que reúnen tres T´s: Tecnología, Talento y Tolerancia, factores que atraen a los mejores profesionales creativos desde cualquier lugar del mundo, como ya pasó hace 2.300 años en el Museo de Alejandría. Nada nuevo.
En concreto, la tolerancia y apertura mental considera a la diversidad como un elemento clave.
En aquellas ciudades o regiones en donde confluyen las 3 T´s, se constata un mayor número de patentes registradas por habitante, según el “Creativity Capital Index”.
Subirse a hombros de gigantes necesita de enorme esfuerzo y apertura mental.
Como alguien dijo, “Si tu Dios es judío, tu coche japonés, tu pizza italiana, tu café colombiano, tus números son árabes y tus letras latinas ¿cómo te atreves a decir que tu vecino es extranjero?”
La ciencia ha vuelto a dar la talla.
Detrás de los grandes avances de la humanidad siempre ha habido un enorme esfuerzo, pasión y amor por el trabajo bien hecho.
Ahora nos toca a nosotros, los de entonces, aquellos que seguimos siendo los mismos, y que sabemos que “si somos mejores, el tiempo será mejor, porque nosotros somos el tiempo”.
Subdirector General Fundación máshumano
People Strategist en Foro Recursos Humanos