“¿Si todo nos va tan bien, por qué nos sentimos tan mal?”. Con este titular Newsweek abrió su portada hace unos pocos años.
Según el reciente libro Dying for a Paycheck, del profesor de Stanford Jeffrey Pfeffer, el trabajo es la principal fuente de stress, causa unas 850.000 muertes al año en todo el mundo, una pérdida de 24 millones de años de vida, y es causa del 60% de las bajas laborales por enfermedad. Y lo más importante, considera que el 50% de todo este coste humano es evitable.
Si hablamos de España, y según un amplio estudio en torno al stress, publicado por Cinfa Salud en 2017, 12 millones de españoles, 4 de cada 10, afirman padecer stress habitual o frecuentemente, identificando de nuevo el trabajo como la principal fuente de stress. Primera conclusión: el trabajo en sí mismo es un factor crítico en la mala o buena salud de las personas.
Según estos estudios, uno de los factores que más stress genera está relacionado con el estilo de mando, siendo fundamentalmente los directores los que tienen en su mano la capacidad de crear entornos saludables o tóxicos. Dentro de los estilos de mando destaca un factor devastador para la salud: la falta de control o autonomía sobre el propio trabajo. Aquellas personas con bajo control sobre su propio trabajo tienen un 50% de mayor riesgo de padecer un problema coronario, siendo este un factor de riesgo mayor que el tabaquismo.
Cuando somos niños todo el mundo decide por nosotros. A medida que crecemos, vamos asumiendo mayores responsabilidades y vamos tomando importantes decisiones para nuestra vida: estudios, pareja, hijos, hipoteca, etc. Hasta que un día nos encontramos en el trabajo con un jefe que invade todas nuestras decisiones, perdemos toda la autonomía y nos devuelve a nuestra etapa infantil. Cuando el micromanagement entra por la puerta, la salud mental sale por la ventana. Otro dato: la mitad de los españoles que sufren stress por su relación con sus jefes desarrolla algún tipo de enfermedad física o emocional. Como expresó Steve Jobs: “no tiene sentido contratar gente competente para luego decirle qué tiene que hacer; si contratamos a un buen profesional es para que nos diga qué tenemos que hacer”.
El concepto de empresa saludable es un gran avance. Está muy bien contar con gimnasios, nutricionistas, yoga, y fruta en la oficina, todo ello bienvenido, pero no olvidemos que el jefe es el primer factor de salud o de enfermedad.
Paradójicamente las organizaciones hemos desarrollado indicadores para medir el progreso en sostenibilidad medioambiental, pero hemos dejado la sostenibilidad humana en un segundo término. Nuestra verdad incómoda no es tanto la destrucción de nuestro medioambiente físico sino la degradación de nuestro entorno social, dado el aumento actual de los índices de stress y ansiedad en el trabajo.
Vivimos una época en la que aumentará la incertidumbre y buscamos modelos de mayor flexibilidad, situaciones que nos hacen más vulnerables. Por ello necesitamos mejorar como gestores de personas. Si no podemos actuar sobre la incertidumbre externa, sí que podemos minimizar la incertidumbre interna respecto a las personas de nuestra organización.
En definitiva, y como decía Peter Drucker, “las personas tenemos la tendencia perversa de comportarnos como seres humanos”. Porque nosotros, los de entonces, aquellos que sabemos que, como dijo Freud, “de nuestras vulnerabilidades vienen nuestras fortalezas”, seguimos siendo los mismos.
Tomás Pereda
Colaborador de Foro Recursos Humanos, de AZC GLOBAL