Hace justo una semana cogía el avión para visitar un lugar, aparentemente olvidado, pero muy presente en la geopolítica de España y, por lo tanto, debería estarlo en el ámbito empresarial.
Hablo de Guinea Ecuatorial. La que fue colonia de España hasta 1968 es ahora, como los propios guineanos decían, “hijos huérfanos”, “España es nuestra madre, pero se ha olvidado de sus hijos”.
Ya en Madrid y con la mente fría, caigo en la cuenta de que ni Guinea está tan lejos, ni nosotros somos tan distintos. La empresa es como un país, como una gran familia, y no nos podemos olvidar de los que están fuera.
En Foro Recursos Humanos hemos escuchado recientemente a Federico Montilla, director general de Santa Fe Relocation, que hablando de los expatriados decía: “Hemos vivido una caída del 64% al 57% en tres años en cuanto a gente que está dispuesta a vivir una expatriación”.
¿La gente no se quiere ir fuera?, o ¿la gente no quiere volver? Los expatriados son como los guineanos –salvando las distancias-, su empresa madre está lejos y como expatriados saben que se acuerda de ellos; pero, el problema no está en acordarse, sino demostrarlo. No solo cuando están fuera, sino cuando vuelven.
Porque como nos contó Federico Montilla: “Los empleados no perciben con tanta claridad los beneficios de la expatriación”. Viajar fuera de casa es un riesgo; uno que merece la pena correr, pero para el que hay que ser valiente y que tu madre te haga volver.
Laura Escudero Gutiérrez
Redactora Foro Recursos Humanos
