Hoy hablaremos de la familia, porque la familia es la primera escuela de talento. Los expatriados se han dado cuenta de eso, es donde se manejan los valores, donde se nos quiere por quienes somos y no por lo que producimos.
Pero las personas somos muy sensibles a todo esto y en las organizaciones aprendemos rápido. No se trata de hacer una ONG, sino un entorno de crecimiento sostenible y anclado en valores y fundamentos sólidos.
Total que para lo que nos toca, no hay expatriación real si no hay un traslado familiar y un acompañamiento de la familia.
Si la duración de la expatriación es corta o si la familia es muy numerosa, siempre se justifica que uno de los cónyuges atienda a la familia. Pero con el perfil del expatriado actual, más tipo millenial, la mayoría de las familias son cortas y jóvenes, y la mayoría de las veces ni siquiera hay fecha de vuelta, dando lugar a los nómadas internacionales cada vez más abundantes, que van de país a país sin pasar por la casilla de salida, como se podría decir, durante varios años. Por ello adquieren mucho interés los temas de colegio o acompañamiento al otro cónyuge.
A nosotros como gestoría internacional, cada vez se nos solicita más el servicio de búsqueda de trabajo para el cónyuge en el país de destino, o para seguir cobrando el paro si ha sido el caso, por tener que dejar el trabajo para acompañar a la familia.
Son trámites relativamente sencillos, pero que para alguien que no conoce nuestra burocracia o la burocracia local se convierten en intrincados laberintos en los que se avanza con gran dificultad.
Hace unos días me comentaba una familia que había sufrido varias expatriaciones cómo ellos habían resuelto estos temas y el resultado en cada caso. Ellos me decían que se servían de la experiencia de otros expatriados, y que cuando llegaban a un sitio hacían lo propio, preguntar y buscar información, pero que por aquello de que las primeras impresiones son fundamentales, la información y las decisiones que tomaban estaban demasiado ligadas a ese filtro de la experiencia de otros, lo que les había supuesto grandes aciertos pero muchos más grandes errores.
Y volvemos a lo de la familia. Yo tengo tres hijos y cada uno es diferente. Y ya no hablemos de mi esposa. Cuando a uno le gusta la playa, a otro la montaña… Y ponerse de acuerdo ya es un mundo. Cada vez que hablamos de vacaciones montamos una torre de babel.
Al final siempre hay un consenso sano que nos ayuda a conocer cosas diferentes. Pero solo hablamos de 30 días al año. Si hablamos de situaciones más estables, puede ser motivo de fricción que ponga en peligro la convivencia, la expatriación y el mismo resultado del trabajo.
Por eso los directores de recursos humanos no haríamos bien nuestro trabajo si no tenemos en cuenta esto. Y a pesar de que siempre hay límite de gastos, es una inversión muy rentable. Y dejo el ROI para nuestra próxima charlita.
Federico Montilla
Southern Europe Regional Director Santa Fe Relocation