No es ni mucho menos una afirmación fácil y ligera. Es quizás el gran reto de las organizaciones grandes y pequeñas en los tiempos que corren. Para que ello ocurra todos deben estar mentalizados que hay que hacer algo.
No basta con un espíritu puramente voluntarista, con buenas palabras en las reuniones de motivación o acciones puntuales. Las acciones y estrategias deben ser recurrentes.
Las acciones de Employer Branding que piensan los expertos de las organizaciones en esta área se plantean cada vez más como puedo conquistar “a la entrada” y “durante la permanencia del empleado en la organización”. Eso sí, no podemos dar la sensación de “vendemotos”. Al igual que la publicidad se está adaptando a una audiencia exigente que ya no se cree cualquier cosa y que demanda contenidos de interés y busca un valor añadido, la comunicación corporativa tiene que ir acorde con los nuevos tiempos y con el tipo de público al que se dirige: un público informado que tiene todo el conocimiento al alcance de su mano y para el que es muy fácil contrastar cualquier exageración que lea sobre una empresa. Y ese es nuestro público.
Repetir una argumentación en comunicación es muy bueno. Es fácil caer en la arrogancia y abusar de los eufemismos. Quizás lo mejor es persuadir con la mayor de las elegancias y estilo directo. Tenemos que tener la mentalidad que nos dirigimos a personas inteligentes y son esas personas inteligentes las que luego hablarán de la empresa.
Por ello es frecuente en estos momentos que en las empresas con grandes valores y posibilidades se diseñen programas “experienciales” que mantengan la llama encendida de lo saludable, la felicidad, la formación y el compromiso en primer plano.
Y luego todo lo demás… para hablar bien de mi empresa.
Francisco García Cabello
Fundador y Director del Foro de los Recursos Humanos