Escucho el programa del pasado lunes, 10 de septiembre, en Foro Recursos Humanos y compruebo una vez más la influencia de lo digital en el mundo laboral. Poco a poco la inteligencia artificial se ha ido metiendo en nuestras vidas y, como no, en nuestra manera de concebir el trabajo y a los trabajadores. Cualquier gestión o decisión empresarial pasa por una fase previa de recopilación de datos, los departamentos de RRHH hacen recruiting a través de las redes sociales y tienen en cuenta los perfiles digitales a la hora de contratar a una u otra persona; también los nuevos empleados, pertenecientes a la Generación Z, tienen una visión bien distinta a la hora de seleccionar en qué Compañía les gustaría trabajar, buscan “sentirse atraídos” y prefieren trabajar por proyectos, antes que comprometerse de por vida.
Cambian las empresas, los trabajos y cambian las personas que los llevarán a cabo. Estamos en un momento de la historia en el que se ha de repensar los tipos de trabajo, la lógica empresarial y el modo de educar. Si bien es cierto que la Inteligencia Artificial va sustituyendo al ser humano en el trabajo repetitivo, no es menos cierto que no podrá hacerlo en las relaciones personales, en la creatividad a la hora de nuevos proyectos, en todo lo que hay de humano en las empresas. Por este motivo podemos afirmar que la educación cobra un papel vital que equilibrará la potencia que nos invade a través de la tecnología.
Esta Generación Z parece compartir unos rasgos diferenciadores: incapaz de estar concentrados más de 8 segundos, solidarios hasta la médula; poco reflexivos, pero capaces de estar atendiendo 5 pantallas a un mismo tiempo; rehúyen de tener jefe y se lanzan a montar sus propias empresas, quieren cambiar el mundo… Partamos de esta base con sus luces y sombras para fomentar esos valores que contrarresten la frialdad de las máquinas. Fomentemos en nuestros hijos desde su infancia valores como la lealtad, que les posibilitará trabajar en equipo; la constancia para llevar a término los proyectos que emprendan; el aburrimiento para que desarrollen su imaginación y la creatividad; la empatía, la generosidad, la fortaleza, etc.
Como afirmaba Roberto Cabezas, Director Salidas Profesionales de la Universidad de Navarra, en dicho programa de Foro Recursos Humanos, “la clave del cambio está en reforzar la formación en competencias (virtudes) para alimentar el pensamiento crítico y los valores”. Esforcémonos por cultivar esos momentos de calma, el gusto de aprender por aprender, la pasión por la lectura, el espíritu crítico, el optimismo en la lucha y todo, unido a tantos parabienes de una generación que ya va de la mano de la Inteligencia Artificial, hará que sea sostenible el mundo para las generaciones venideras.
Sin duda la educación y los Recursos Humanos cada vez están mas cerca. Uno será punto de referencia de otro.
Ana Aznar
Periodista