La irrupción del Covid-19 y la pandemia han roto todos los esquemas, tanto a nivel personal como profesional y formativo. Las personas, sus emociones y su bienestar han comenzado a estar en el centro de todo y se han tenido que modificar la mayoría de hábitos y prácticas.Y las empresas se han adaptado en los aprendizajes.
La formación experiencial es una metodología de aprendizaje que ya estaba en auge en las empresas, sin embargo, parece que se ha consolidado en línea a generar vínculos, sensaciones y reacciones en unos momentos en los que no era posible el contacto físico.
También conocida como ‘outdoor training’, normalmente ha desarrollado actividades al aire libre o un entorno muy distinto al que estamos acostumbrados a operar, pero en los que hay que emplear destrezas idénticas a las usadas en el entorno laboral para conseguir los objetivos.
Dado el contexto actual, ha virado a un ‘indoor training’ en el que la creatividad y la innovación son claves para captar la atención.es Esa es la realidad.
En palabras de Pablo Romero Cagigal, consultor en el área de RRHH y Desarrollo Organizacional, formador y colaborador de Foro Recursos Humanos: «El cambio que ya se estaba produciendo en nuestro entorno se ha acelerado de forma vertiginosa durante los último meses».
Esto incluye el «impulso de transformación digital y trabajo en remoto, cambio en los modelos de negocio, necesidad de una mayor agilidad en la toma de decisiones, empoderamiento de los equipos, y una formación más especializada y experimental».
Para dar una respuesta efectiva a estas tendencias, considera que «las organizaciones tienen el reto de actualizar e impulsar sus planes de formación experiencial y desarrollo para cubrir su necesidades de reskilling y upskilling, y contar así en su organización con las competencias clave para afrontar en mejores condiciones este periodo incierto y de cambios profundos».
¿Qué permite desarrollar la formación experiencial?
En la vida real, nos enfrentamos a situaciones y después aprendemos lecciones; con esta metodología es en sentido inverso, se trabaja con supuestos para después ser capaces de resolver las situaciones si ocurren en la realidad.
Propone dinámicas y juegos que requieren la implicación activa y proactiva de los participantes, no obstante, adaptadas a la situación derivada de la pandemia: a través de la pantalla.
Los trabajadores siguen una secuencia lógica y enfocada al crecimiento personal y del equipo, poniéndoles frente a retos cuya superación ayudará a mejorar su rendimiento.
El valor diferencial de la formación experiencial es que con su metodología es mucho más sencillo conseguir la implicación, el valor y el compromiso de los trabajadores en el proceso de cambio de las organizaciones, ya que se trabaja fundamentalmente con emociones. También potencia:
- Transformación de las personas y sus competencias
- Capacitación para tomar buenas decisiones y para delegar responsabilidades
- Liderazgo
- Inteligencia emocional
- Convivencia armónica y compañerismo
- Comunicación eficaz
- Consolidación de equipos de trabajo de alto rendimiento
- Fortalecimiento de la cultura de empresa
- Asertividad
- Empatía
- Flexibilidad y agilidad
- Resiliencia
Cada experiencia será capaz de lograr que los participantes hagan sus propios descubrimientos, de generar pequeños y grandes cambios que provoquen diferentes resultados. Así, apreciarán sus fortalezas y áreas de mejora, aumentando además su repertorio de habilidades.
Formación experiencial en el contexto del reskilling
Rebeca Fernández Alonso, directora de Golden Human Capital y colaboradora de Foro Recursos Humanos, considera que “ante esta nueva realidad que estamos viviendo, más que nunca no solo nos tenemos que adaptar personal y profesionalmente, sino también en la forma que aprendemos. Ante un mundo tan volátil y con tanta incertidumbre, debemos adelantarnos a cualquier tipo de situación y necesidad mediante una formación continua”.
«Renovarse o morir», señala, «y esto es sin duda algo que las empresas tienen que tener como prioridad para sus empleados. Una formación adecuada para que los trabajadores adquieran nuevas experiencias que a la vez que sea dinámica, es más que necesaria», añade.
En línea a ello, Pablo Romero Cagigal afirma que «cobran especial relevancia las competencias asociadas a la gestión del cambio continuo. En este sentido, la gestión de la ambigüedad, la resiliencia, la capacidad de cuestionarse, la creatividad y la innovación son competencias muy valoradas por las empresas en la situación actual».
A esto último, «hay que añadir la necesidad de un refuerzo de aquellas actitudes especialmente relevantes en estos momentos y cada vez más demandadas por las organizaciones y entre las que destacaría la flexibilidad, la apertura de mente, la generosidad, la empatía, la transparencia, la proactividad y la positividad».
Por su parte, Tomás Pereda, responsable de la Red de Empresas Fundación máshumano y People Strategist de Foro Recursos Humanos, destaca que en relación al reskilling, aunque vienen de atrás, confluyen y se intensifican tres tendencias importantes.
«Una mayor longevidad, que hace que seamos jóvenes más tiempo, una demografía abundante en profesionales sénior y escasa en jóvenes, y un conocimiento que evoluciona cada vez a mayor velocidad, surge y cae en la obsolescencia cada vez más rápido», explica.
Tal y como apunta, «todo esto hace que, salvo que podamos permitirnos vivir sin trabajar, necesitemos mantenernos al día sobre aquello que el mercado demanda en cada momento, en una vida profesional cada más larga y en el que el profesional tanto junior como sénior tenemos que estar reciclándonos y aprendiendo continuamente».
«Y hablo de aprender porque la responsabilidad ya recae básicamente en la persona, que es la que se juega su presente y su futuro. Se acabó el tiempo de la formación tradicional, de la empresa al trabajador (que pasivamente la recibe sentado)», añade. Ha llegado el momento del aprendizaje en el que la persona es la protagonista (que la activa de pie).
Según Alfonso Jiménez, socio director de PeopleMatters y colaborador de Foro Recursos Humanos, «muchos profesionales en nuestro país nunca habían trabajado desde sus casas y ahora lo están haciendo total o parcialmente. En esta nueva manera de trabajar es preciso ser mucho más digital, ya que todo el trabajo se hace a través de la tecnología, incluso las relaciones sociales son tecnológicas».
En este contexto, señala que hay dos razones para implantar programas de reskilling:
- La formación es una de las tareas que se puede hacer con alta productividad a distancia ya que cumple con las condiciones de ser una actividad de alto nivel de productividad (tarea individual, necesidad de concentración, control y huella de avance…)
- La situación actual está acelerando la implantación de procesos de digitalización que inevitablemente requieren el desarrollo de competencias digitales de usuario en los profesionales
Formación experiencial ante un entorno distinto: En Foro Recursos Humanos vamos a estar muy pendiente los próximos meses ante personas y empresas potenciando las habilidades de comunicación en la gran comunidad de recursos humanos. Seguiremos informando.
*Redacción: Tatiana Márquez
