«Lo bueno de las crisis es que muestran las verdaderas intenciones de las personas, de las organizaciones y de las sociedades, porque en época de crisis no cabe esconderse detrás de las palabras». Así lo expresa el director en Responsabilidad Social Corporativa de la Cátedra Nebrija-Santander, José Aguilar, que lamenta que la crisis haya puesto de manifiesto que «en algunas organizaciones la Responsabilidad Social Corporativa era una exigencia del guión», afirma en una entrevista concedida a CompromisoRSE.
Aguilar señala, sin embargo, que la crisis también ha dado sorpresas positivas en sentido contrario. En cualquier caso, el director en RSC de la Cátedra-Nebrija Santander subraya que «no cabe duda» de que la crisis financiera, que se ha convertido en una crisis social, tiene en su origen una crisis ética. «Si realmente la crisis tiene un origen ético, la solución también tiene que ser ética».
En este sentido, Aguilar recuerda que existe una visión que, aunque en buena medida está superada, todavía permanece en algunas mentalidades. Según esta visión, lo profesional y técnico es ganar dinero y lo ético es gastarlo. «Si hasta el momento en que gano dinero mis criterios fundamentalmente son profesionales o técnicos y la ética empieza en el momento en que hay excedentes ¿cómo puede una empresa ser socialmente responsable?», se pregunta el experto.
En la misma línea, el director en RSC de la Cátedra Nebrija-Santander insiste en que «la RSC no debe ser un manual que ocupe una estantería, sino que debería ser un foco neuronal muy activo de quienes realmente están decidiendo qué es lo que ocurre con las organizaciones». En lo que debería ser una estrecha conexión entre reflexión teórica y aplicación práctica, Aguilar detecta un «déficit muy importante», un «divorcio».