Es momento de rediseñar la figura del líder. En la complejidad de la crisis es cuando los líderes deben demostrar que lo son. La buena noticia es que a ser un buen líder se aprende, porque dirigir personas no es tarea fácil. Para ayudarte en ese camino, entrevistamos a tres prestigiosos expertos en liderazgo.
“Quienes mejor conocen las cuestiones técnicas, los hábitos comportamentales y son íntegros —la ética permite distinguir a un manipulador de un líder— se convierten en los líderes más y mejor valorados. Del manipulador se anhela que desaparezca lo antes posible. Del líder se ansia que se mantenga más tiempo, porque ayuda a desarrollar lo mejor de cada uno de sus colaboradores. Optimismo, visión estratégica, capacidad de escucha, humildad… son algunos de los hábitos de los líderes mejor valorados por sus colaboradores”, explica Javier Fernández Aguado, socio director de la MindValue. Pero quien tiene conocimientos y no es “capaz de transmitirlos bien, de empatizar, negociar o comunicar, dilapidará un altísimo porcentaje de su potencial”, asegura este experto.
El líder actúa conforme a sus valores, sabe confiar para delegar y sobre todo orienta, sirve de inspiración y tiene la habilidad de dinamizar y entusiasmar a los demás. Son atributos del buen líder, más necesarios que nunca. Lo impone el cambio tecnológico y la falta de talento cualificado para afrontar la digitalización, profesionales que exigen se los trate con respeto, equidad, también salarial, y reconocimiento.
El líder debe gestionar hoy espacios laborales híbridos, y afrontar la dificultad de hacerlo en remoto. Obtiene beneficios de la diversidad generacional, cultural, de orientación sexual, raza, religión, etc. “Una de las características relevantes de un líder es su respeto por la individualidad de cada uno de sus colaboradores. Quien pretende inmiscuirse en el fuero interno de los demás es un infame”, apostilla Fernández Aguado.
Igualmente debe afrontar la diversidad de relaciones laborales. Muchos equipos suman a empleados, a veces con contratos temporales, profesionales asignados vía subcontratas, freelancers, etc. Y no olvide el líder reconocer el esfuerzo de sus colaboradores, más incluso después de un fracaso. El reconocimiento no debe faltar en su caja de herramientas, si busca potenciar la creatividad e impulsar la innovación.
¿Cómo logra un jefe ser líder?
¿Cómo logra un jefe ser líder?“El ejemplo es el principal motor. El líder ha de ir por delante, abanderando con sus obras el sendero que espera recorran los demás”, defiende Fernández Aguado. Con casi 40 años trabajando de formador y asesor de alta gerencia, ayudando a cientos de directivos en cuatro continentes, este pensador tiene en su haber una metodología que denomina “idioma del liderazgo”, clave para pasar de jefe a líder de equipo. “Se trata de conocer y asumir 250 palabras y comportamientos que transforman a un mero superior en alguien que forja compromiso. Lo explico en dos libros: El idioma del liderazgo (Ed. Lid, 2012) y Liderar en un mundo imperfecto (Lid, 2019)”. Frente al grupo o conjunto de personas en torno a un proyecto, el “equipo es un agregado de sujetos con alma: están dispuestos a renunciar a objetivos egoístas en pro de una meta común superior a los intereses individuales. Un gerente gestiona grupos. Un líder timonea equipos”, apunta Fernández Aguado.
“Es posible hacer equipo de verdad con pasión, constancia, coherencia, gratitud, esfuerzo…”, manifiesta uno de los mayores especialistas en talento, coaching y liderazgo, el economista Juan Carlos Cubeiro. Y lo demuestra en su último libro, Nadalízate (Alienta, 2022), protagonizado por el tenista Rafa Nadal y escrito al alimón con Leonor Gallardo.
“Nadalízate y saca partido a todos los recursos de tu interior, porque tú también los tienes. ¿Quieres saber y convertir en hábitos la autoinspiración, hacer equipo de verdad, llevar la imaginación a la innovación y decidir con éxito en 150 milésimas de segundo? ¡Nadalízate!”, aconseja Cubeiro. Autor de 57 libros, entre ellos varios súperventas como La sensación de Fluidez (Prentice Hall, 2001), el preferido por los directivos españoles, Cubeiro —que es coach del mayor número de CEO y directores generales en España— es consejero del Human Age Institute.
Liderazgo femenino abierto
Conferenciante y Premio Nacional de Management 2022, Cubeiro nos ofrece una pista: “Tal y como demostraron las siete mujeres líderes que mejor gestionaron la pandemia —en Nueva Zelanda, Taiwán, Islandia, Finlandia, Noruega, Dinamarca y Alemania—, la última tendencia es el liderazgo femenino abierto, un concepto creado por Imelda Rodríguez Escanciano”. Esta doctora en Ciencias de la Información, especialista en comunicación política y reputación institucional, desarrolla el concepto en su último libro Imagen Política. Modelo y método (Gestión 2000, 2021).
“El buen líder destaca por la empatía, la colaboración, la intuición o la inspiración, habilidades que hombres y mujeres podemos practicar”. Y defiende la necesidad de “cuidar dos aspectos de una nueva tendencia de influencia para instituciones, organizaciones y dirigentes: reputación y liderazgo auténticos”, señala Rodríguez Escanciano. Tanto en su libro, como en sus investigaciones, clases y conferencias, ella expone “el significado práctico de la autenticidad, como puntal de un poder sostenible y realmente transformador”.
Para esta asesora experta en asuntos políticos, públicos y de gobierno, la autenticidad está formada valores, entre los que destacan dos: “La firmeza es la alta capacidad de orientar el talento hacia la consecución de resultados, en el tiempo exacto. Y la compasión se centra en la habilidad para empatizar con los sentimientos y emociones de los demás, y tener la competencia de solventar sus necesidades, frenar sus miedos o reconducir sus incertidumbres. Esto es esencial en la gestión de políticas públicas y en cualquier ámbito organizativo y empresarial”, comenta. Y agrega: “La autenticidad, que forja liderazgos transformadores, está formada por la inteligencia práctica, la contundencia, el equilibrio o el sentido común”. Frente al carisma que “no siempre provoca el bien común, la autenticidad siempre lo consigue”, asegura.
Y agrega Rodríguez Escanciano: “La autenticidad es el mayor propulsor del liderazgo. El líder no puede prescindir de la destreza comunicativa, como no puede hacerlo de la inteligencia ejecutiva o la bondad”. Eso sí, alcanzar la autenticidad requiere para ella “pasión, compasión y fascinación, tres categorías que articulan el liderazgo auténtico”. La pasión es, desde su punto de vista, la capacidad de influir en los demás, en tu equipo, a través del beneficio que el desarrollo de ese liderazgo provoca en los demás y en la actividad que realizan juntos para alcanzar los retos de la estrategia empresarial. La compasión es “la empatía que no se queda únicamente en la superficie, es decir, que actúa para cambiar las cosas”. Y la fascinación es la admiración que despierta el líder, basada en su vigorosa eficacia a la hora reparar situaciones problemáticas, diseñar proyectos y desarrollar itinerarios de progreso y prosperidad.
La fuerza del ‘coaching’
Para despertar al líder interno, el coaching puede ser un gran aliado. Te ayuda a descubrir tus rasgos verdaderos, buscar apoyo en tus fortalezas y trabajar en tus debilidades. Pero, claro, “Ninguna persona es idéntica a otra”, Fernández Aguado. “Desconfío de quien tiene una receta en el bolsillo que va repartiendo a cualquiera que se le acerca. En las tres décadas largas ejerciendo de coach han pasado por mis manos muchas docenas de altos directivos. Ninguno de los procesos ha sido idéntico. La primera obligación de un coach es empatizar para poder señalar de la manera más precisa y sugerente las trochas que han de hollarse para llegar a ser aquel que cada uno está llamado a culminar”.
Tener una visión clara, un propósito, ayuda a alcanzar cualquier meta. ¿Cómo conseguir que sea compartido por nuestro equipo? “Lograr una integración del 100% de las personas presuntamente implicadas en un proyecto es radicalmente inviable”, asegura Fernández Aguado. Y es algo que ha explicado con detalle en sus libros, muy específicamente en 2000 años liderando equipos (Kolima, 2020).
En las empresas, las personas son el recurso más valioso. Que sea un cliché no significa que no sea cierto. Y recuerda, ser jefe no implica ser líder. Sí lo serás cuando así lo valoren tus colaboradores, fielmente convertidos en tus seguidores.
Imagen de portada: Fauxels (pexels.com).
