La comisión europea habla de una triple transición digital, verde y social para la economía europea que requiere nuevas capacidades tanto a nivel individual como en las propias empresas. Y es que todos somos partícipes de los cambios del mundo, que se están produciendo de forma constante y a un ritmo auténticamente vertiginoso. Las mejores aptitudes para seguir el movimiento de este contexto cambiante son la adaptación y la innovación.
Uno de los agentes que sin duda tiene la responsabilidad de adaptarse a estos cambios es la empresa, pero a su vez también sus integrantes tienen la necesidad de actualizarse para amoldarse a este ritmo cambiante y que no vaya en su detrimento. Y es que las empresas requieren nuevos perfiles de trabajadores focalizados en el ámbito digital, pero que a su vez dispongan también de conocimientos en sostenibilidad o RSC, es decir, que tengan en cuenta cómo hacer que las empresas desarrollen su actividad de manera respetuosa con nuestro futuro, el de las personas y el planeta.
Un talento más especializado en las nuevas tecnologías
La transformación digital y los cambios que comporta la industria 4.0 han generado la creación de nuevos roles, nuevos perfiles que se han ido creando en función de todos aquellos avances tecnológicos que han ido surgiendo con el paso del tiempo.
Si hace años era inimaginable pensar en la existencia de roles tales como el community manager o empleos como el de influencer, lo cierto es que en la actualidad estos dos perfiles están ya plenamente normalizados. Así pues, hoy en día existe la necesidad de talento experto en las diferentes tecnologías que se encuentran en pleno auge como el blockchain, data scientist, IOT… pero también en cambio climático y nuevas energías, entre otros. Todo ello con un conocimiento y habilidades humanísticas que permitan tener pensamiento crítico, trabajar en equipo, comunicar e innovar, así como la capacidad de adaptarse continuamente.
Sea como fuere, en el libro “Antes muerta que analógica” realizo una reflexión sobre cómo el talento practica un lenguaje universal y lo importante que es hoy en día combinar el conocimiento técnico con el humanístico, puesto que sin duda es la base para el avance de la sociedad. Parece mentira que aún hoy haya personas que se pasan el día poniendo fronteras al talento. Todo el mundo habla de innovación, pero muchas personas no quieren cambios, ya que los prejuicios existen.
La figura del líder, básica para el avance de la sociedad
La persona que encabeza un equipo, la líder de una empresa, la que ocupa un cargo relevante, independientemente del nombre del cargo, debe generar un equipo con perspectiva de innovación constante para conseguir avanzar. Los valores de esta figura pueden y deben construirse desde las fases propias de la educación, cuando se va moldeando la persona hasta llegar al punto álgido de su carrera, encabezando el equipo. Solamente con líderes con una base sólida y fundamentada en valores, la sociedad del futuro estará asegurada.
Es cierto que la tecnología nos ha permitido estar interconectados de forma más ágil, sin embargo, la interconectividad es un fenómeno que se produce de forma orgánica y natural, y evidencia la existencia de unos valores globales comunes. Todas las culturas del planeta reconocen el talento, admiran a los líderes, respectan a los sabios y elogian el coraje y la honestidad. Todos estos valores se deben traspasar entonces a las escuelas de negocios y universidades desde donde hablar de un liderazgo nuevo que se base en la humildad, la empatía y con la base de que ‘ni el más sabio ni el más visible es mejor, sino aquel que sabe que lo mejor que puede hacer es crear un equipo mejor que él mismo’.
Las principales potencias promocionan las carreras STEAM por la elevada demanda de perfiles tecnológicos, mientras que la Organización Internacional del Trabajo habla de habilidades blandas (soft skills), necesarias para garantizar el avance durante los próximos años de talentos como el pensamiento crítico, la empatía, la innovación, etc. Parece ser que en la era de la transformación digital y la inteligencia artificial, lo que nos hace más humanos es lo que tiene más valor laboral. Hay estudios de impacto de la industria 4.0 en el trabajo que dicen que las profesiones justamente relacionadas con estas habilidades serán las más demandadas porque el resto lo harán los robots. Ser tecnológico se nos supone, pero la aptitud y las actitudes son igualmente importantes en este nuevo mercado laboral.
En conclusión, en el siglo pasado éramos de ciencias o de letras; hoy en día hay que ser de ciencias y de letras, además de una persona social y sociable. La triple transición personal tecnológica, sostenible y social es la era del humanismo tecnológico.
Autor: Àurea Rodríguez, disruptiva digital / fundadora de Talentea/ miembro del consejo de administración de la biotecnológica QGenomics.