Estoy convencido que las cosas para que salgan hay que “insistirlas mucho”. La elaboración de las ideas requiere de un alto porcentaje de estrategia y para no parecer un prepotente más, convencer con la suficiente empatía. En mi opinión, es importante contar con el suficiente desparpajo y la “valiente timidez” que hace sentir el placer de haber transmitido. Y luego, te creen; aunque lo interesante es que te sigan creyendo día tras día. En ocasiones, la credibilidad llega a ser una carta de garantía en distintos entornos.
Paso muchas horas hablando con hombres y mujeres del mundo de la empresa, que tienen necesidad de comunicar y emitir mensajes eficaces. Evidentemente nos equivocamos con frecuencia. También es cierto que unos, a diferencia de otros, aciertan más que fallan en la difícil tarea de comunicar en las organizaciones grandes y pequeñas.
Los hechos y los resultados son consecuencia del progreso profesional. Tenemos en nuestro tejido laboral español a bastantes directivos, que aparecen en este canal especializado y en las ondas semanalmente, que así los testimonian.
Mirando hacia dentro y observando hacia fuera, hay que comunicar.
Me dedico a ello y en mis palabras puede haber algo de pasión. Me gusta comunicar así. Digo, con pasión.
En las últimas semanas he asistido a más de uno, de dos y de tres congresos sobre management, emprendedores o recursos humanos. Fue en Valencia hace unas semanas donde se celebró el 42 Congreso de la Asociación Española de Directores de Personas. Más de 300 profesionales de la gestión del capital humano reunidos. Hablando con unos y con otros, pensaba algo que ni mucho menos se puede considerar como conclusión del magnífico congreso organizado.
Los encargados de personas en las organizaciones españolas deben innovar en la comunicación interna y poner en marcha un marketing interno, que dé diariamente más valor a las personas y a las organizaciones. Es, junto a la conciliación y la buena gestión de la diversidad, la gran oportunidad de las empresas para vender más dentro y fuera. Los responsables de las personas y los encargados de la comunicación deben apoyarse en esta misión.
Comunicar no es fácil, no. En ocasiones se lleva dentro. En otras, se ve y se aprende. Como en todo, hay que ser constante y eso sí, pensar un poco en los demás.
Escucho atentamente a Tom Peters. Me fascinó conocer a William Ury. Tengo ganas de leer algo de Chips Anderson. Comparto reflexiones del profesor Fernández Aguado. Me falta tiempo para profundizar en Porter o el mismísimo Negroponte.Pero me encantó escuchar el otro día en entornos de innovación al presidente de una empresa española, no importa el nombre, que “trasmitió la pasión por las personas y lo hizo comunicando”. Claro que sí. Se notó que se creía lo que decía. Créanme, el resultado así siempre es bueno.
Francisco García Cabello
Director Foro de los Recursos Humanos