Según datos recogidos por el Servicio Público de Empleo Estatal, el año pasado terminó registrando un máximo histórico en la contratación de personas con discapacidad. Concretamente, en 2017 se contabilizaron 110.068 contratos, un 11,4% más que en 2016 y superando por primera vez la barrera de los 100.000.
Este crecimiento se debe a «una recuperación económica que, hasta la fecha, ha sido inclusiva», según explica Francisco Mesonero, director general de la Fundación Adecco. «Sin embargo, también es necesario destacar el paulatino cambio de mentalidad de las empresas, que comienzan a valorar el talento de la persona por encima de su discapacidad, unido al avance de nuevas fórmulas como el teletrabajo, gracias a las Nuevas Tecnologías. Asimismo, las propias personas con discapacidad, especialmente las nuevas generaciones, están protagonizando un cambio de paradigma, planteándose un futuro profesional como el de cualquier otro ciudadano y rompiendo la anacrónica creencia que les identifica con inactividad y/o dependencia. Por último, la nueva legislación de 2013, que unificó la normativa existente en materia de discapacidad, está comenzando a dar sus frutos y demostrando su eficiencia, que se refleja en el incremento de las contrataciones».
De estas contrataciones, el 29% se produjeron en el mercado ordinario (32.391 contratos), un 7,4% más respecto al año anterior. “Las personas con discapacidad van teniendo más participación en entornos de trabajo normalizados, aunque es necesario seguir potenciando esta modalidad profesional, que constituye el fin último de todo proceso de integración, al equipararse la persona con discapacidad al resto de los trabajadores y producirse su inclusión de forma plena», recalca Mesonero.
Por último, el director general de la Fundación Adecco recuerda que «son todavía muchas las que podrían trabajar y no lo hacen debido a prejuicios y estereotipos (recordemos que su tasa de actividad es del 36%, frente al 59% general). Además, es crucial garantizar que su contratación no obedece exclusivamente a la recuperación económica, sino que es extensible a cualquier coyuntura. Para ello, se antoja necesario potenciar una sensibilización que afiance el cambio de mentalidad que ya está en marcha, y que, será el único garante de que el empleo de las personas con discapacidad sea sostenible en el tiempo».