Hace poco hablábamos en el Foro RRHH de los prejuicios y estereotipos que hay en la sociedad y que impiden la normalización y la plena integración de las personas con discapacidad. Según un estudio de la Fundación Adecco, el 53% de los españoles admite sentir algún grado de incomodidad al relacionarse con personas con discapacidad y el 55% de las personas con discapacidad advierten falta de naturalidad e incomodidad de las personas con las que se relacionan.
Este grado de incomodidad no es por rechazo a las personas con discapacidad, sino por un excesivo respeto y miedo a ofenderlas. Para terminar con el temor y la incomodidad, la Fundación Adecco propone las siguientes 10 claves para normalizar el trato con las personas con discapacidad:
- Cuida el lenguaje: las personas con discapacidad son como cualquiera de nosotros, por ello no debemos utilizar expresiones compasivas ni excesivas alabanzas (por ejemplo, llamar pobrecito o campeón a una persona por el hecho de ir en silla de ruedas).
- No hables de forma excesivamente pausada y alta con una persona con discapacidad, salvo que te indique que tiene problemas auditivos.
- Puedes preguntar a la persona dudas sobre su discapacidad, pero no centres la conversación únicamente en ésta: las personas con discapacidad son mucho más y también tienen vida, opiniones, gustos, aficiones, etc.
- Antes de ayudar a una persona con discapacidad, mejor preguntar si necesita ayuda. Muchas veces asumimos que la discapacidad le impide desempeñar ciertas tareas en las que realmente son autónomos. Subestimarlas es un error.
- No des dar por hecho que una discapacidad física también es intelectual, o al revés. Podemos sorprendernos. No hay más que ver a Stephen Hawking.
- Nunca te dirijas al acompañante de la persona con discapacidad, como si ésta no tuviera voz para responder. Especialmente en restaurantes, comercios y otros entornos cara al público.
- En caso de una discapacidad física (por ejemplo silla de ruedas, muletas, etc), no toques estos apoyos, pues son extensiones de su cuerpo y puede resultar invasivo.
- En el caso de personas con discapacidad intelectual, tratales de acuerdo a su edad. Deja que hagan o traten de hacer solas todo lo que sea posible y ayudalas sólo cuando resulte necesario. En este caso, es importante, también, evitar el lenguaje complejo, usando frases directas y sin rodeos.
- Facilita su relación con los demás. Si coincidimos con más gente, presentales con normalidad a nuestros amigos y conocidos. En este sentido, es importante no descartarles de planes de ocio, por asumir que no van a poder hacerlos. En ocasiones es cuestión de adaptaciones o de cambiar el plan a uno en el que todos tengamos cabida.
- No metas a todas las personas con discapacidad “en el mismo saco”. Una mala experiencia con alguien no quiere decir que todas vayan a ser iguales. Las personas con discapacidad son normales y, como con todo el mundo, podemos congeniar mejor o peor.