Según los datos de la EPA, la población activa está compuesta, sobre todo, por personas comprendidas entre los 35 y los 64 años dejando fuera totalmente a la población joven. De hecho, según los datos, hay más trabajadores de esa edad que en el año 2008.
Ocurre totalmente lo contrario con la población que tiene de entre 16 a 34 años. “El colapso del empleo de los jóvenes entre 16 y 34 años explica más del cien por cien de la pérdida total de ocupación”, sostiene Josep Oliver, catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Autónoma de Barcelona en un informe elaborado para el think tank EuropeG.
Una de las justificaciones se explican por el incorporación de la mujer al mercado laboral, ya que se denota que desde hace siete años, la población activa de esa edad ha aumentado más de lo que ha aumentado la población en esa franja de edad.
Por otro lado, la población está envejeciendo ya que la población de este grupo ha disminuido en 2,5 millones de personas, que se ha visto agravado por la salida de jóvenes al extranjero en busca de trabajo.
De cualquier forma, la población joven se ve desfavorecida por el dualidad del mercado laboral español, que apoya más a los trabajadores indefinidos que a los temporales.
“En España ha imperado el last in first out, es decir, que los últimos en entrar eran los que primero se despedían. En parte porque resultaba mucho más barato echar a los jóvenes y los temporales, en parte porque ahora hay menos incentivos para que los mayores de 50 pacten los despidos al no poder enlazar tan fácilmente la prestación de desempleo con la jubilación”, señala José Ignacio García Pérez de la Universidad Pablo de Olavide.
Esta población activa y sociedad envejecida y una población joven que se marcha tendrá unas consecuencias muy negativas para el desarrollo y crecimiento de nuestro país.
Fuente: rrhhmagazine.com