José Antonio Álvarez ha sido durante los últimos 10 años la cara visible del Santander ante los grandes inversores internacionales. El hasta ahora director general del banco y responsable de las divisiones de Gestión Financiera y Relaciones con Inversores es posiblemente quien mejor conoce las tripas de la entidad que ahora pasará a dirigir desde el sillón de consejero delegado.
A diferencia de lo que ocurre en otros bancos, también en el Santander, sus apellidos no están vinculados a históricos banqueros con pedigrí. Es más bien un técnico que conoce el sector por su dilatada trayectoria, que empezó en 1987 con su ingreso en el Instituto Nacional de Industria (INI) donde tuvo como primer jefe al actual presidente del Sabadell, Josep Oliu.
«Nadie como José Antonio Álvarez conoce mejor nuestro negocio, nuestro balance y nuestros inversores», destacó ayer la presidenta del Santander, Ana Botín, en una carta enviada a los empleados en la que justificaba los cambios anunciados.
Álvarez participó en las salidas a Bolsa de Argentaria y se integró después en la estructura de BBVA. Un alto directivo que trabajó con él en aquella época destaca su «gran conocimiento de la industria bancaria».
Fue fichado por el Santander en 2002, cuando le llama Francisco Gómez Roldán, con quien había trabajado en su etapa anterior en Argentaria. José Antonio Álvarez tiene un perfil similar al de Alfredo Sáenz, quien fue consejero delegado del Santander entre 2002 y 2013.
Natural del Bierzo, de 54 años, casado y con dos hijos, el nuevo número dos de Ana Botín ha sido el responsable de dar el visto bueno al encaje financiero de todas las operaciones corporativas y estratégicas que ha hecho la entidad en la última década. Su principal afición es el campo y suma a su extensa trayectoria profesional y un notable currículo académico. Es licenciado en Económicas y MBA por la Universidad de Chicago.
